«Semillas de esperanza»
Resistencia al cambio

Autor: Padre Fernando Torre, msps. 

 

 

«Más vale malo conocido que bueno por conocer». Este popular refrán expresa una actitud sumamente peligrosa para nuestra vida.

Cuando se presenta una nueva alternativa, es normal experimentar, en los primeros momentos, resistencia al cambio. Pero hemos de superar esa tentación, pues de otra manera caeríamos en la inmovilidad o la monotonía.

Muchas gentes siguen una rígida rutina en su vida. De ordinario comen los mismos alimentos, van al mismo lugar de vacaciones, leen publicaciones del mismo estilo, se dirigen a su trabajo por el mismo camino, se visten de igual manera, visitan a las mismas personas. Lo mismo, siempre lo mismo.

Lo conocido da seguridad y comodidad, pues es predecible y no pide un esfuerzo extra. Lo nuevo, por el contrario, implica riesgos, está abierto a las sorpresas, exige especial esfuerzo. Pide discernimiento y decisión. Seguir lo conocido es como ir por las vías del tren; abrirnos a lo nuevo es navegar por el ancho mar.

Lo conocido nos brinda una sensación de bienestar que, a la larga, es perjudicial, pues nos atrapa en sus redes. Mata en nosotros la creatividad, el deseo de novedad, la apertura al riesgo, la capacidad de cambio.

Nuestros rígidos esquemas mentales nos impiden aceptar nuevas ideas. Nuestras conductas estereotipadas nos privan de la emoción de ir inventando nuestro propio futuro. Nuestro temor a lo desconocido nos priva de la alegría de conocer otros lugares y de hacer nuevos amigos.

Aunque sea sólo ocasionalmente, dejemos los desgastados caminos de lo conocido y aventurémonos a lo nuevo, dispuestos a recibir toda la alegría y satisfacción que nos pueda traer.