«Semillas de esperanza»
Ayunar por la paz

Autor: Padre Fernando Torre, msps. 

 

 

En los primeros días de marzo del 2000, envié por correo electrónico a los Misioneros del Espíritu Santo un documento en el que se invitaba a hacer un ayuno, del 8 de marzo al 8 de abril, para pedir a Dios por la paz en el Congo.

Lo mandé también a todas las personas que tenía en la lista de direcciones de la computadora. Varias me notificaron que lo habían recibido; algunas me decían que lo habían reenviado a otras personas. Pensé que allí había terminado todo.

Pero a finales del mes recibí un correo electrónico de la hermana Rosaura González, religiosa Teresiana. Me copiaba el texto de una carta que le había enviado la hermana Rosario López: treinta alumnos y alumnas de 1º de secundaria (de entre 13 y 14 años) se habían comprometido a ayunar, de uno a diez días, por la paz en el Congo. La misma hermana Rosario comentaba: «Estoy conmovida por la respuesta y la generosidad de estos jóvenes».

Me dio mucho gusto saber que esos estudiantes de León, Guanajuato, fueron sensibles a los problemas que estaban viviendo tantas personas a miles de kilómetros de distancia. El corazón del cristiano no es indiferente ante el dolor ajeno.

El ayuno, una práctica religiosa que aún conservan los judíos, musulmanes y budistas, ha sido casi abandonado por los cristianos. Me alegré al saber que esos jóvenes católicos tuvieron fe en el poder del ayuno unido a la oración para conseguir la paz en el Congo.

Ignoro cómo, pero estoy seguro de que nuestros pequeños sacrificios tocan el corazón de Dios. Entonces Dios toca el corazón de las personas para que dejen las armas y trabajen por la paz.