«Semillas de esperanza»
Muertes parciales

Autor: Padre Fernando Torre, msps. 

 

 

Cuando celebramos el día de los muertos, de ordinario pensamos en los seres queridos que se nos han adelantado. Nos convendría pensar también en aquello que en nosotros ya murió.

Tengo un amigo al que le amputaron una pierna a causa de un accidente. Se expresa así de su pierna: «Es una parte de mí que ya murió».

Varios ancianos usan bastón, pues en ellos disminuyeron la fuerza y la agilidad; otros traen aparatos para la sordera, marcapasos, prótesis. Con el transcurso del tiempo van muriendo también cualidades personales, facultades mentales, capacidades para relacionarnos…

Estas muertes las experimentan no sólo los ancianos sino también los jóvenes e incluso los niños. De hecho, nacer es un morir al paraíso que era el vientre materno.

Si poco hemos reparado en aquello que en nosotros ya murió, menos aún hemos hecho un duelo adecuado que nos ayude a cicatrizar la herida.

También puede ser que hayan muerto en nosotros —o que hayamos matado— elementos negativos: la timidez, la mentira, la inconstancia, el odio. ¡Celebremos su desaparición!

Quizá también en nosotros hayan muerto algunas esperanzas. Si eran falsas esperanzas, ¡qué bueno! Pero qué triste sería que hubieran muerto en nosotros las esperanzas que nos llevan a luchar por superarnos, por trabajar para construir un mundo mejor.

Te invito a hacer una lista de aquello que en ti ya murió. Te invito también a llorar o celebrar su desaparición.