«Semillas de esperanza»
Jesús es el camino

Autor: Padre Fernando Torre, msps.  

 

«Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie va al Padre si no es por mí» (Jn 14,6). Jesús se presenta a sí mismo como el camino para llegar a Dios.

Marcha por ese camino quien ama, aunque no conozca a Jesucristo o se confiese ateo (cf. Jn 13,35; Mt 25,34-40). Va por un sendero diferente quien no ama, aunque haya recibido el bautismo, lleve hábito religioso, sea sacerdote o pertenezca a alguna asociación cristiana (cf. Mt 7,21-23).

Jesús es nuestro camino, porque él va delante de nosotros marcándonos la ruta. Su vida es un imperativo para nosotros: debemos actuar como Jesús actuó; amar como él amó; servir, orar, perdonar… como Jesús (cf. Jn 13,15).

Jesucristo nos impide instalarnos, enmienda nuestros extravíos y nos motiva a caminar con generosidad hasta llegar a la meta.

Si nos apartamos de ese camino, nos destruimos a nosotros mismos, pues sólo quien sigue a Jesús alcanza la plenitud humana. Al alejarnos de Jesucristo, nos alejamos de los demás y podríamos acabar enemistados con ellos. En nuestro anhelo de encontrar a Dios, no podemos prescindir de la persona de Jesucristo, pues correríamos el peligro de encontrarnos con un ídolo construido a la medida de nuestros más infantiles deseos o de nuestros más enfermizos temores.

El Espíritu Santo nos hará descubrir a Jesucristo como nuestro camino; nos ayudará a caminar por él, y nos impulsará a mostrarles a los demás cuál es el verdadero camino para ir a Dios, para encontrar al prójimo, para llegar a la plenitud como personas.