«Semillas de esperanza»

Engendrar a Jesucristo

Autor: Padre Fernando Torre, msps.  

 

 

Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios‑creador. Tenemos, por tanto, la capacidad de crear.

Esta capacidad no se circunscribe a la esfera biológica; también podemos producir obras de arte, entablar amistades, fundar instituciones… Pero la dimensión más asombrosa de nuestra fecundidad es la capacidad de engendrar a Jesucristo en los demás.

Esto pide, previamente, receptividad —como la de María— para acoger el don. Por el bautismo, el Espíritu Santo nos incorpora a Jesucristo. Al recibir la eucaristía nos vamos transformando en Él. Todo sacramento es como una encarnación mística de Jesucristo en el corazón del creyente.

Habiendo recibido a Jesucristo, podemos transmitir su misma vida divina.

Todo evangelizador, a través de su ministerio, va engendrando a Cristo en los demás. San Pablo les dice a los corintios: «por el Evangelio, yo los engendré en Cristo Jesús» (1Co 4,15). Y escribe a los gálatas: «hijos míos, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en ustedes» (Ga 4,19).

Además, el amor interpersonal genera una nueva presencia de Jesucristo entre quienes se aman: «donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20).

Esta capacidad, de alguna forma, nos hace vivir una relación de maternidad/paternidad hacia Jesús. Así lo afirmó Él mismo: «quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3,35). De igual manera, al fecundar el corazón de los demás, se establece una relación de maternidad/paternidad espiritual hacia ellos.

No permitamos que el egoísmo, la pereza o cualquier otra cosa nos arrastren a la esterilidad. Por medio de la evangelización, del servicio, del sacrificio y del amor, engendremos a Jesucristo en los demás.