Juicio final y medios de comunicación social (2-5-2010)
Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.
Profesor de filosofía y bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum
Fuente: es.catholic.net (con permiso del autor)
Si el juicio final
dependiera de los medios de comunicación social (MCS), miles de hombres y
mujeres del pasado y del presente irían, irremediablemente, a lo más profundo
del infierno.
Al mismo tiempo, millones y millones de hombres y mujeres del pasado y del
presente quedarían en un limbo misterioso, porque nunca han aparecido en los
MCS, ni han sido declarados “importantes” por quienes desarrollan la profesión
de periodistas y comunicadores.
Otro grupo, de número difícil de determinar, sería coronado y entraría a lo más
alto del cielo, por las alabanzas casi unánimes que han recibido en la prensa
escrita, en la radio, en la televisión, en internet.
Finalmente, encontraríamos situaciones difíciles de aclarar, pues muchos miles y
miles de personas han sido y son ensalzadas por algunos MCS que proclaman sus
grandes méritos y sus corazones nobles, mientas que han sido y son condenadas
duramente por otros MCS.
El juicio final, sin embargo, no depende de los MCS, ni de las encuestas de
opinión, ni de los blogs, ni de wikipedia, sino de Dios.
Sólo Dios conoce lo que hay en el corazón de cada ser humano. Sólo Dios sabe
quién actuó desde una malicia profunda, o desde una enfermedad psicológica, o
desde un error culpable, o desde un corazón bueno. Sólo Dios va más allá y más a
fondo de los aplausos del mundo, de lo que dicen los libros de historia, de las
miles de “noticias” que aparecen en los MCS, de las opiniones de las “mayorías”
o de los juicios formulados por los intelectuales más famosos.
El juicio decisivo, el que abre las puertas al cielo, o el que pide un tiempo de
purificación por los propios pecados tras la muerte, o el que rechaza a quien ha
dicho no a la misericordia, está solamente en el corazón de Dios.
Por eso será posible muchas sorpresas cuando llegue ese momento final, esa hora
de la justicia, ese momento en el que cada uno es “pesado” por sus obras y por
su corazón. Porque quedarán excluidos aquellos que aparecieron como buenos pero
no supieron ni perdonar ni pedir perdón por sus pecados... Y porque serán
acogidos en el cielo personas consideradas por muchos, bajo el influjo de
algunos MCS, como pecadores de los grandes, pero que un día encontraron y
acogieron el gran don de la misericordia divina.