El desconcertante mundo de la política

Autor: Ángel Gutiérrez Sanz

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Lo sucedido en el Parlamento Español el día 4 de Marzo, con motivo de la votación sobre la conveniencia o no de la intervención militar en Irak, me ha hecho recordar la anécdota que se cuenta sobre Santo Tomás de Aquino.

En una ocasión, encontrándose los frailes en su rato libre de esparcimiento, quisieron divertirse a costa de Fray Tomás, gastándole una broma. Mirad, mirad, un burro volando, dijeron, mientras se morían de curiosidad por saber cual habría de ser la reacción de nuestro frailecito, mejor decir frailón, porque, según parece, tenía un corpachón respetable. El caso es que Fray Tomás, llevado de su espíritu observador, comenzó a mirar por todas partes sin conseguir ver lo que los demás decían que veían. Se había tragado la bola y sus hermanos de religión se revolcaban de risa, al tiempo que le decían: Pero hombre de Dios, como puedes ser tan inocente. Tú que pareces saberlo todo, deberías saber que es imposible que los burros vuelen, a lo que "el buey mudo", que es como le llamaban, rompiendo su silencio respondió: Entre que un burro vuele y que unos religiosos mientan, me parece más imposible lo segundo que lo primero.

Algo parecido es lo que a mí me ha pasado al conocer la unanimidad de votos de los parlamentarios del Partido Popular, que en conciencia se mostraron favorables a la intervención militar en Irak. Se me hace difícil tener que creer que en asunto tan delicado se produjera este tipo de unanimidad, mucho más si tenemos en cuenta que la mayoría de los ciudadanos se han manifestado en contra de la misma, y que el Papa , jefe espiritual de no pocos de estos parlamentarios, ha hablado lo suficientemente claro, como para que le entendieran con claridad. A pesar de todo, los votos en conciencia de los parlamentarios del PP se pronunciaron a favor de la intervención militar y no de la paz.

¿No es sorprendente?...Unanimidad de voluntades. Unanimidad de conciencias. Más que de un partido político parece que estamos hablando de un grupo religioso.

Difícil, digo, me resulta pensar que, en un asunto como éste, todas las conciencias estén de acuerdo. Aún con todo, he de creer que así fue, que votaron por convencimiento moral, porque más difícil me resultaría aún pensar lo contrario, es decir que hubieran traicionado a sus conciencias, cuando está en juego la vida de muchos inocente, ello sería una perversión moral tan incalificable, que yo me niego a creer; por eso si tengo que pensar que el día 4 de Marzo se produjo un hecho casi milagroso, en el Parlamento español lo pensaré, porque de no hacerlo así, apenas me quedaría un lugar para la esperanza. 

El problema está ahora en saber cómo se habrá quedado la conciencia de muchos miles de ciudadanos, al conocer cómo piensan por dentro sus representantes. Me imagino que cara se les habrá puesto. Seguro que más de uno habrá dicho que para representantes así más valdría no tener ninguno.

Según parece los deseos de los ciudadanos españoles en su mayoría, son deseos de que haya paz y no se vaya a esta guerra; así lo han manifestado saliendo masivamente a las calles de nuestras ciudades; pero tristemente estos deseos de la mayoría no han sido tenidos en cuenta por los parlamentarios del PP. Esta es la realidad. No nos queda otro remedio más que seguir rezando. "De la guerra y de los que la promuevan, libera nos Domine". Y mientras esto sucede, a seguir pensando que el pueblo es soberano, porque cada cuatro años puede quitar a unos para poner a otros, hasta que estos últimos vuelvan a convencernos que no eran más fiables que los primeros.