Liturgia Viva - 11

Autor: Padre Antonio Sanz cmf  

 

El Aleluya

( palabra hebrea que significa ¡Alabad a Yahvé! )

Es una expresión de grande júbilo. Por eso abunda en la liturgia de Pascua, a la que nos acercamos Resonará vibrante y triple en la noche de Pascua. Se suprime en el tiempo de carácter penitencial, como es la Cuaresma. Abunda en los demás Tiempos, incluido el Ordinado y el de Adviento.

 

Algunas diferencias con el Salmo responsorial nos permitirán comprenderlo mejor.

Disculpad la insistencia, pero en ella se añaden matices:

No está relacionado con la proclamación precedente (como sí lo está el Salmo responsorial),

sino con la siguiente (el Evangelio)

Diríamos que con el Salmo responsorial se completa la primera lectura,

y con el Aleluya se acoge el Evangelio

Por eso ya se canta de pie, del mismo modo que se escucha el Evangelio.

No se canta porque ha terminado la 2ª lectura,

sino por el gozo de que se nos va a proclamar el Evangelio.

 

No es un Salmo responsorial en pequeño.

Lo más importante no es el texto (como sí lo era en el Salmo), sino la música.

Importa menos el contenido que el sentimiento y la expresión de gozo por lo que va a empezar.

El Salmo era un texto acompañado de música; el Aleluya es una canto comunitario acompañado de texto.

Por eso, si no se canta, lo mejor es omitirlo.

No es estrictamente necesario atarse al texto; puede cambiarse, por ejemplo, si se canta un aleluya que tiene ya un versículo propio. Si la música es larga, el texto se puede suprimir.

Teniendo en cuenta que es un gran canto de júbilo ¿no parece un contrasentido hacer con él una lectura monótona, aburrida y distaída?

Gracias por haber leído este mensaje.

Antonio Sanz, cmf


 

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