Liturgia Viva - 13

Autor: Padre Antonio Sanz cmf   

Liturgia de la Palabra

EVANGELIO 

Los 16 puntos propuestos en el último capítulo indicaban cuánta veneración nos merece la proclamación del Evangelio, la Palabra del Señor. Bien pensado, debería causarnos asombro.

Analicemos brevemente:

Valórese la oración previa con la que el lector pide ser digno de hacer esta lectura, y acompáñese esta humilde petición con el gesto de profunda inclinación.  Al leer el Evangelio se prestan los labios, y la voz al Señor, porque es Él quien realmente va a hablar.  (La inclinación no se hace hacia el sagrario, sino hacia el altar, que es el signo principal durante la celebración). 

No solemos disponer de un libro Evangeliario (quizá deberíamos  valorarlo más como el signo adecuado); procuremos que el libro se encuentr en condiciones dignas, no desencuadernado, sucio... No servirse, para esta proclamación, de folios, misalitos, etc. (por desgracia las circunstancias imponen a veces otra cosa) 

Si se va a preceder de una pequeña monición,

no la haga el mismo que va a leer el Evangelio,

ni la haga desde el ambón (reservado para la Palabra de Dios),

ni se haga después del Aleluya, (sería cortar la estrecha relación que hay entre Aleluya y Evangelio.

Gracias por haber leído este mensaje.

Antonio Sanz, cmf


 

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