Envidia y Avaricia

Autor: Arturo Quirós Lépiz

Web: Mensajes de vida

 

 

Cierta vez un amigo mío compró una caja de chocolates bastante finos. El punto era que no quería darle a nadie y primero se comió el sólo media caja y lo demás lo guardó para el otro día, que aprovechó para invitar a un amigo y su hermana. Dicho sea de paso a el le gustaba la hermana de este otro amigo. Cuando llegaron y como gran detalle les quiso regalar de los muy finos chocolates pero se habían llenado completamente de hormigas. A parte de todo se le había hecho una erupción en la boca por tanto chocolate.

Amigos, muchas veces parecemos niños grandes quienes no deseamos compartir con otros. Queremos tener todo para nosotros y nuestras frases y conversaciones giran en torno a un "yo" muy pronunciado.

Si algo he aprendido en mi vida mis queridos hermanos es que ciertamente cuanto mas demos a nuestros semejantes, mas seremos bendecidos por Dios. O en palabras de los abuelos "Manos que dan, nunca están vacías".

Quiero aclarar que no debemos limitar esta grandeza a lo que es dinero como hacen muchos que limitan las bendiciones de Dios a la cantidad de dinero que des. No. Dar a los demás es dar tiempo, apoyo, cariño y simplemente una mano amiga que no dice nada, porque no necesita hacerlo para demostrar su apoyo al otro.

No permitas que tus "chocolates" se echen a perder guardándolos egoístamente para vos misma, o para vos mismo. Presta tu oído, presta tu voz y tu consejo a todos los hermanos que están a tu alrededor. Verás como tu corazón empieza a rebosar de una alegría y un gozo que no se puede comprar.

.