Madurez espiritual ante las caídas

Autor: Arturo Quirós Lépiz

Web: Mensajes de vida

 

 

Recién hoy fuí a recoger a mi hija menor al kinder. Ya estábamos en el auto cuando vimos a una compañerita que caminaba sobre un muro de poco menos de un metro, ella iba acompañada de su hermano de unos 12 años de edad. Vimos cuando la niña tropezó y cayó fuertemente golpeando su carita contra el concreto, y aunque gracias a Dios la altura no era suficiente para un daño importante, cuando fuí a verla estaba sangrando por su nariz. Su hermano, obviamente muy asustado, estaba paralizado por el susto de ver a su hermanita menor sangrando, y para colmos la mamá no estaba y por eso el tuvo que recoger a la niña, se encontraba pálido y totalmente desorientado sin saber que hacer. Revisé a la niña, le dí mi pañuelo, limpiamos su sangre y los llevé a ambos a su casa, donde quedaron al cuidado de su tía.

Esto me hizo reflexionar de como un niño no tiene las armas para reaccionar ante ciertas situaciones, y aunque la hermanita estaba mas asustada que otra cosa, el miedo y el susto hicieron que el jovencito simplemente se "trabara" totalmente y viera el problema mucho mas grande. Esto mismo nos sucede a nosotros mis amadas y amados, cuando el enfrentamos situaciones sin apoyo y en soledad, y no tenemos la madurez espiritual para dejarnos guiar por Dios.

Lo que me parece interesante es que, "casualmente", nos retrasamos mi hija y yo conversando con la profesora, y fué gracias a ese retraso, que pudimos estar ahi para ayudar a la niñita y su hermano.

Mis amadas y amados, sin importar las pruebas que estes pasando, recuerda que Dios te quiere acompañar y ayudar. Déjate llenar del amor de Dios, pues la Biblia nos recuerda que el amor "echa fuera el miedo" y sin ese lastre, podremos ver mas claramente la mano de Dios mostrando el sendero por el cual debemos caminar, y te aseguro que aunque caigas, Dios "retrasará" a las personas correctas para que ellas sean instrumentos suyos para ayudarte y levantarte.

El buen Señor sigue estando en todas partes, ayudando, levantando, abrazando y enviando ángeles a nuestras vidas, solo debemos tener la madurez espiritual para verlo.