Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias.

Autor: Arturo Quirós Lépiz

Web: Mensajes de vida

 

 

Hoy esta simple frase del Salmo nos dice mucho mas de lo que imaginamos y encierra la maravilla de la misericordia de Dios. Cuantas personas hemos conocido que se enojan tontamente con Dios por ver como alguien que en algún momento era un ejemplo, ahora vive feliz y cerca de Dios. Nos parecemos a aquel hijo pródigo que se enoja cuando el hijo que estaba lejos regresa y recibe de su padre amor, cariño y brazos abiertos.

Y es que Dios nunca cerrará las puertas a un hijo o hija que realmente, y no por compromiso, pide perdón y desea corregir su vida y su rumbo.

¿Deseas cambiar tu vida? ¿Caminar no lejos sino cerca de Dios? Levanta tu corazón al cielo y reconoce tus errores, arrepiéntete y deja que Dios cumpla su promesa: "Si tus pecados son rojos yo los haré blancos como la nieve".

Hay esperanza. Hay oportunidad. Hay perdón.
Recuerda que "Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias".