Cómo Orar ( PASO III )

Autor: Arturo Quirós Lépiz

Web: Mensajes de vida

 

 

Buen día mis amados hermanos y hermanas. Hoy el Señor nos regala un bello día, que independientemente de nuestra situación, es un día lleno de milagros y en el cual tenemos la obligación de agradecer a nuestro Padre incluso en medio de las grandes dificultades que pudiéramos estar atravesando.

Ayer vimos que la oración debe iniciar con un agradecimiento y una alabanza a Dios por las cosas que nos regala, pero no es simplemente por cortesía, sino porque cuando damos gracias a Dios y le bendecimos muchísimas cosas pasan en nuestro interior y en su momento, Dios nos limpiará, sanará y reconfortará de muchas cosas que nisiquiera sabíamos que teníamos que sanar. Así que en este día bendice al Señor tu Dios por cada una de las cosas que te regala. Olvídate un momento de tus problemas, de tí misma, de tí mismo y dale un rato a Dios, que cuando alabas a Dios y su grandeza, te das cuenta cuan grande es el Creador y que todo lo puede.

Y ahora ¿como alabar a Dios? Bueno, podemos adorar a Dios por lo que "El es" o alabarlo por las cosas "que hace". Asi que hay muchas formas maravillosas de expresar a Dios nuestro agradecimiento. Al igual que podemos hablar de nuestra pareja y apreciar sus ojos, su piel, su cabello y de la misma forma por sus actos o sus detalles.

Esta es una de las partes mas importantes de la oración y es que es aquí donde reconocemos la grandeza y omnipotencia de nuestro creador. Lo vemos majestuoso, invencible, y ante todo amoroso que es. Un Dios para quien nada es imposible y quien nos ama profunda y eternamente. En esta parte de la oración, como en cualquier otra pero especialmente aquí, es donde Dios suele hacer muchas de sus maravillas.

Teníamos que hacer este éfasis en la importancia de olvidarnos de nosotros y dedicar esta parte exclusivamente a Dios. Haz la prueba hoy, mañana continuaremos con otras partes de la oración pero hoy, dedica un rato para alabar y bendecir a tu creador, sin fijarte en tus necesidades que Dios ya conoce.