Primero los increíblemente pobres,
quienes se creen ricos solamente por el
hecho de poseer dinero, el cual no da la salud, ni los amigos, el amor y
mucho menos la felicidad.
Aún así se llaman RICOS.
En el segundo grupo están los increíblemente
ricos, quienes se creen pobres
solamente por el hecho de carecer de dinero. Sin embargo duermen tranquilos
cada noche, sin temor a ser secuestrados, robados por sus fortunas o
asesinados por sus enemigos. Además tienen cariño y han aprendido a ser
felices disfrutando lo que tienen, sin añorar lo que les falta.
Aún así se llaman POBRES.
Ninguno de los dos estados es correcto o
incorrecto, pues Dios permite que
las cosas sucedan y a cada uno nos permite vivir felices teniendo dinero o
con la carencia del mismo. Todo depende de el concepto que cada quien tenga
sobre riqueza y pobreza.
Sin embargo es increíblemente cierto, como nos equivocamos, muchas veces
ofendiendo a Dios, diciendo que somos pobres solamente por la carencia de
exceso de dinero para nuestros lujos.
El precio de los juguetes, es la diferencia entre un niño y un adulto...
Aprendamos a valorar lo que tenemos y
considera como fortuna las cosas que
el dinero no puede comprar, como salud, familia, amor o amistad.