Una noche de oración

Autor: Arturo Quirós Lépiz

Web: Mensajes de vida


Levanté mis manos para suplica pues solo me sentí, mas te ví abandonado por todos tus amigos allá en la cruz, y me avergoncé de mí.

Quise pedir por mi situación económica y por un nuevo auto, cuando te ví despojado de todo, incluso tu ropa y clavado de tus manos y pies; y entonces no supe decir.

Mi clamor levanté para implorar justicia, entonces te miré inocente pero hecho culpable. Como un cordero fuiste a tu muerte sin decir una sola palabra, una sola queja. Entonces una lágrima corrió por mi mejilla.

Al finalizar me dí cuenta de que sin importar lo que te pidiera ya fuera soledad, tristeza, dolor, abandono o miseria, habías pasado por todos esos sentimientos por mi. Viviste al extremo los dolores y tristezas de los humanos para ser un Dios justo...

Gracias Jesús, por ser un Dios que se hizo humano, para de esta forma entender nuestra humilde y humana oración...