Ser luz en el mundo

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Los atentados contra los sentimientos religiosos de los creyentes desgraciadamente comienzan a ser frecuentes en nuestro país. Todo vale, incluso el ataque o la parodia de las convicciones más intimas de los ciudadanos, si con ello se llama la atención.

El anuncio publicitario que ha rodado el Getafe Club de Fútbol, en el que se pueden ver distintas recreaciones de imágenes bíblicas, nos demuestra la poca creatividad y, sin embargo nos da sobradas muestras de la impunidad con la que se atenta contra el derecho constitucional a la libertad religiosa. La masiva reacción de los católicos, que se sienten heridos en lo más profundo de su conciencia, y de los hombres de buena voluntad que comprenden el valor de lo sagrado para la construcción de la vida pública, debe articularse en torno a los elementos que confiere el estado de Derecho. Por más que se empeñen los herederos de una falsa ilustración, la reducción de la religión a la vida privada no es aceptable ni por la naturaleza de lo religioso ni por las inevitables implicaciones que tiene para la vida pública.

El ejemplo que ha tenido el arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, que procesionó descalzo en señal de penitencia reparadora por las ofensas a Cristo también por una peña en los pasados Sanfermines, no es óbice para que tomemos conciencia de que los atentados contra los sentimientos religiosos de los creyentes, no deben quedar impunes. Como hicieron los primeros cristianos, hoy, más que nunca estamos llamados a ser luz en el mundo.