La libertad

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

En estos tiempos que corren estamos interpretando el sentido de lo que es la libertad. Nunca me canso de explicar a mis hijos y a sus amigos que: La libertad alcanza su plenitud, cuando sabe elegir y servir. Por el contrario, la pretensión de una libertad absoluta, independizada de Dios y de los demás, sin nada que limite, desemboca en un “yo” postrado ante el dinero, el poder, el éxito u otros ídolos, más o menos brillantes, pero caducos y sin valor.

La libertad de un ser humano es la libertad de un ser limitado y, por tanto, es limitada ella misma. Darse a si mismo por completo, entregándose del todo, es sencillamente entregar mi libertad: entregarla por amor.

Son muchas las veces que tendremos que volver a entregar esa libertad, sobre todo si nos damos cuenta de que hemos comenzado a servir a otros señores…don de poder, don de dinero, don de fama…

Cuando se busca hacer el bien con poco amor difícilmente se encuentra el camino. Decía San Juan de la Cruz: “quién a Dios busca queriendo continuar con sus gustos, lo busca de noche y, de noche, no lo encontrará”.