San Carlos Borromeo

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Se imaginan que el Director de una Escuela Pública, aparece un día diciendo: que en su colegio no se imparte la LOE, “desde ahora el modelo de enseñanza, será el que yo desde ahora voy a implantar…” O que el Jefe Supremo de una Institución por ejemplo: la P olicía, la Guardia Civil , u otro organismo oficial, sale con estas. ¿Cuál sería la reacción del Ministerio de Educación o del Defensa? Lógicamente apartar a esta persona y seguir estas Instituciones con sus normas establecidas.

Pues resulta que con la Iglesia Católica no, ahí todo es diferente. De buena primera aparece el sacerdote de San Carlos Borromeo, que micrófono en mano y cámaras al frente, hemos conocido que se comulgaba con rosquillas y turrón, se fumaba dentro de la Iglesia o se realizaban supuestas eucaristías cristiano-musulmanas. Y lo sorprendente aún más, es oír las declaraciones de este sacerdote, ante los medios diciendo: “que no entiende por qué el obispo no cree en su fe y en la de su comunidad”. ¿No será el o ellos, porque hay más de un sacerdote, los que debieran preguntarse honradamente por qué no se ajustan ellos a la fe que predica la Iglesia? También deberían reflexionar los numerosos medios de comunicación que se han dedicado a dar propaganda a esta historieta, silenciando la gran historia de fe que un año más, esta Semana Santa, han vivido millones de católicos de todo el mundo, diariamente rezando, celebrando, predicando y sirviendo a los más necesitados.

Me alegra por tanto por la decisión del cardenal Rouco, por la valiente supresión de esta parroquia y en su lugar ha abierto un centro de Cáritas, para seguir ayudando a los más desfavorecidos de Vallecas.