Divorcio Express

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Hace unas semanas se han cumplido dos años de la entrada en vigor de la llamada ley del divorcio Express, que permite la disolución de los matrimonios sin que se alegue una causa y sin un prudente tiempo de reflexión. La norma nos ha colocado a la cabeza del ranking de rupturas matrimoniales en la Unión Europea. En 2006, según datos hechos públicos por el Consejo General del Poder Judicial se había producido un incremento de los divorcios del cuarenta y ocho por ciento. Es difícil no darse cuenta que un país como el nuestro pierde cohesión en todos los niveles si los matrimonios no tienen estabilidad, las familias tienden a desaparecer. El divorcio no supone sólo un fracaso de las personas implicadas, es un fracaso para la sociedad y para la cultura de la estabilidad de la institución que es fundamento del desarrollo de la persona y de la convivencia humana. El Papa Benedicto XVI ha recordado recientemente que uno de los síntomas de la decadencia moral y de la ausencia de estructura en la vida de la persona es que el divorcio se ha convertido en algo normal, imposibilitando la correcta comprensión del matrimonio indisoluble. Ante este hecho, el Papa recuerda que pese a que se está creando una naturaleza artificial de las relaciones humanas, hay que recuperar, a través de la educación y el testimonio, la auténtica naturaleza del hombre y del matrimonio, ratificada por la experiencia de la historia. Potenciar política y culturalmente la mentalidad divorcista, es un suicidio social que pagarán las futuras generaciones.