Por qué se fió de Dios

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Esta tarde he asistido a la novena que en honor de la Inmaculada Concepción , se está celebrando en la Basílica de la Esperanza, de Málaga. Mis lectores probablemente se estén preguntando ¡y a mi qué! Pues en primer lugar les diré que me he quedado sorprendida por la cantidad de familias, compuestas por abuelos, padres con hijos pequeños y adolescentes, parejas de jóvenes… ¡Claro! Es que en esta celebración, los cristianos recordamos cómo vivió María, Madre de Dios, la primera Navidad.

Y, ahora paso a contarles, una reflexión que nos ha contado el sacerdote que oficiaba la santa Misa y, que a mi me ha calado. Nos decía, que a él se lo habían contado con el ruego de que lo transmitiera y, a su vez hiciéramos nosotros lo mismo.

“Cuando una persona nace, Dios nos hace un regalo, sí, nos da las llaves de un coche para que nosotros cuando tengamos la mayoría de edad lo utilicemos. Empezamos conduciendo con la L, después transcurrido un tiempo nos la quitan, ya tenemos experiencia. Un día vamos por la carretera y nos encontramos con una persona que nos hace unas señas para que nos paremos –es el Señor-. Hay algunos que ante la llamada se paran y le invitan a subir, en cuánto cometen un error o infracción, el Señor le corrige: “mira que te has equivocado esto no es así”. La reacción de muchos, ¡a mí! Que soy mayor de edad ya se que tengo que hacer, soy el dueño de mi vida y puedo hacer lo que quiera. Otros a pesar de los consejos se callan, pero luego hacen lo que ellos creen conveniente, por que dicen: soy mayor de edad ya se que tengo que hacer, soy el dueño de mi vida y puedo hacer lo que quiera. Pero, hay un tercero que cuando el Señor sube al coche y le corrige una y otra vez se da cuenta que el solo no llega a ninguna parte y le dice al Señor: “Toma las llaves y conduce Tu por mi.” Se ha dado cuenta de lo verdaderamente cierto, que la vida no es nuestra. La vida, es ese coche que Dios nos regala cuando nacemos para que nos lleve a un destino seguro. El destino es el cielo”.

La humilde muchachita de Nazaret que se fió de Dios, con su “fíat” hágase Tu Voluntad, se convirtió en la Madre de todos, y a Ella acudimos siempre porque es nuestra Madre. Por qué se fió de Dios.