El Cuerpo de Bomberos y su Patrón

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Después de repasar la prensa de hoy , no he visto –al menos, en los medios que yo he leído-, ninguna noticia sobre el Cuerpo de Bomberos. ¿Por qué digo esto? Pues porque hoy es la fiesta de su Patrono, San Juan de Dios. Posiblemente habrá muchos/as lectores/as, que digan, si San Juan de Dios consagró toda su vida al servicio de los enfermos. Efectivamente, pero a mediados del siglo XVI, se produce un incendio en el Hospital de Granada. La voracidad de las llamas hacia imposible atajar el fuego. Fue en ese momento cuando, en medio de la indecisión de los habitantes, San Juan se arrojó a través del fuego empezando a salvar enfermos que imploraban socorro. Libró también del fuego mobiliario y enseres y, empuñando un hacha, subió a los tejados más altos cortando vigas y maderas para impedir la propagación del incendio. Cuando se daba por perdida su vida, apareció entre llamas y humo tan solo con las cejas chamuscadas.

Por ese motivo en el año 1953 el Cuerpo de Bomberos de Barcelona propuso al Santo como patrón del gremio. El 8 de marzo de 1953 la Comisión Permanente Municipal del Ayuntamiento de San Sebastián se sumó a la petición, y el día 2 de julio de 1953 fue publicado en el Boletín Oficial del Estado una resolución en tal sentido.

Desde luego no pudo ser más acertado su nombramiento a este Cuerpo de personas que a diario exponen sus vidas, para salvar otras, ¡cuántos han muerto por esta causa!

Cuando afortunadamente no están actuando, no dejan de estar entrenando, revisando materiales, herramientas, vehículos…No dejan la preparación física la llevan muy a rajatabla –muy lógico, para estar en plena forma-, con frecuencia hacen simulacros de diversas índoles, cursillos de entrenamiento, etc.

En una ocasión con motivo del terremoto de Argelia en el año 2003, precisamente los Bomberos sin Fronteras de Málaga, que marcharon allí con el afán de salvar el mayor número de victimas, tan solo consiguieron rescatar con vida, después de cinco días bajo los escombros a la pequeña Emilie , pero decía su portavoz: “con esta vida que hemos salvado, nos marchamos felices”. “Ojala hubiéramos llegado a tiempo de salvar a miles, pero las condiciones fueron pésimas”. También recuerdo en las navidades del 2004 cuando el maremoto de Sumatra, seguido de grandes tsunamis, el más trágico de todos en perdida de vidas, oí por radio el primer día de Año Nuevo una conversación que mantenían con el Jefe de Bomberos Unidos sin Fronteras, preguntándole como estaban pasando esos días sin su familia, a lo que contestó: “Pues ya ven, lo ideal hubiera sido estar con ellos, -pero cuando ocurre una catástrofe y más de esta dimensión es que ni te lo piensas-, uno de mis compañeros ha sido padre en estos días y, por supuesto ha echado de menos estos momentos tan importantes, pero aquí nos necesitan”. Y, estos voluntarios no van con un sueldo, van solo con el afán de salvar vidas, exponiendo las suyas y dando lo que tienen y saben.

El testimonio de San Juan de Dios les quedó muy marcado al Cuerpo de Bomberos, que lo lleva con tanta honra como Patrón.