Convertirse a la fe católica, para un musulmán es un camino peligroso

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

Sus protagonistas denuncian que, mientras las historias de occidentales convertidos al islam son seguidas con interés por los medios de comunicación, su viraje espiritual hacia la Iglesia pasa desapercibido para el gran público. Mientras los primeros son invitados a programas de televisión, se convierten en presidentes de las asociaciones islámicas más famosas y, esencialmente, no tienen ningún problema de visibilidad, ellos han de resignarse a vivir en clandestinidad, poniendo en juego su propia vida y la de su familia. Pero aun así, están convencidos de que les compensa.

Hace unos días oía unas declaraciones en una emisora de radio a Magdi Cristiano Allam, -ya que no ha podido venir a España porque el Ministerio del Interior no garantizaba su seguridad- y decía: Que igual que le sucede a él, los musulmanes que se convierten en suelo europeo se exponen a ser asesinados. Y añadía también, a pesar de todo me preocupan tanto los “terroristas cortacuellos”, como los “terroristas cortalenguas” y quiénes les hacen el juego.

Y, como sabrán muchos lectores los musulmanes no impiden a un cristiano entrar en su credo, pero una vez convertido al Islam, un cristiano no puede salir del Islam. En el Islam sólo hay puerta de entrada, no de salida; eres libre para entrar pero no para salir. Y en caso de salir, la muerte sentenciada puede esperarte.

Mientras la Iglesia Católica , te anuncia el Evangelio de Jesucristo, te lo propone, pero no lo impone. Respeta a todos. Y las puertas siempre están abiertas, tanto para entrar como salir.