Jornada Mundial de la Paz

Autor: Elena Baeza Villena

 

 

El 1 de enero de 1968 Pablo VI enviaba un mensaje en el que se dirigía a todos los hombres de buena voluntad a celebrar “El Día de la Paz”, en el mundo y deseaba “que cada año esta celebración se repitiese como presagio y promesa, que describe el camino de la vida en el de que sea la Paz, con su justo y benéfico equilibrio la que domine el desarrollo de la historia”.

Hoy Benedicto XVI ha hecho público este Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que se ha presentado en Roma, para difundirlo por todo el mundo, bajo el título “La persona humana, corazón de la paz”. El Papa invita a los cristianos a ser “agentes de paz” o como decía Juan Pablo II, “constructores de paz”.

La paz es condición necesaria en la vida social. Quién respeta a la persona promueve la paz, para las personas y para las sociedades, la libertad real es quizá la primera condición de la paz. La paz, es fruto de la justicia, entendida en sentido amplio, como el respeto del equilibrio de todas las dimensiones de la persona humana. La paz peligra cuando al hombre no se le reconoce aquello que le es debido en cuanto hombre, cuando no se respeta su dignidad y cuando la convivencia no está orientada hacía el bien común. La paz se construye día a día en la búsqueda del orden querido por Dios, y sólo puede florecer cuando cada uno reconoce la propia responsabilidad para promoverla.