¿Construir una civilización a favor de la persona o en contra de ella?

Autor: Elena Baeza Villena 

 

 

El Gobierno andaluz aprueba un proyecto de Ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de las Personas en el Proceso de la Muerte. Según ha explicado la consejera de Salud, María Jesús Montero, la norma, ha sido aprobada con un "gran consenso" ¿A quiénes han consultado?

Probablemente la consejera se refiera al manifiesto que leyó el doctor Luis Montes, “por una muerte digna” a los medios de comunicación, minutos antes de la clausura del seminario “Muerte digna, asistencia ante la muerte” que se desarrolló el verano pasado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, cuyo objetivo era recoger firmas para la despenalización de la eutanasia y el suicidio asistido.

Un enfermo quiere vivir el tiempo que Dios quiera y no desea entrar en este siniestro juego de “la cultura de la muerte”. Un enfermo tiene derecho a una vida digna y útil dentro de sus posibilidades. Una vida que reciba el cariño de quienes le rodean y el respeto de la sociedad y de las instituciones. Una vida que reciba los cuidados médicos, económicos y humanos adecuados. Una vida con la que poder demostrar el cariño y la gratitud que hay en su corazón.

La doctora Sylvie Menard que antes de que a ella le diagnosticaran un cáncer de huesos, era partidaria de la eutanasia, dice: “como enferma y como médica defiendo con vigor los cuidados paliativos, porque son para la persona, no para la enfermedad”, porque “puede eliminar el dolor”, pero no solo eso, sino que medicina paliativa “es todo aquello que mejore la calidad de vida del paciente en fase terminal”.

Cuando un paciente pide la muerte, significa que ni el médico ha cumplido con su deber, ni los familiares han cuidado con cariño y afecto a esta persona.