Atentados contra el más indefenso

Autor: Elena Baeza Villena

 

 

El aborto es el problema más grave de nuestro tiempo en relación con el respeto a la vida humana. Y esto por dos razones: porque se trata de un atentado contra el derecho de la persona, y por el número elevadísimo de abortos voluntarios que se llevan a cabo en todo el mundo. Cuando de la vida humana se trata, hay quienes abren el debate y rechazan la pregunta que se debe plantear desde la razón, sobre los continuos atentados a la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural.

Los portugueses van a convocar una consulta popular en la que se propone despenalizar el aborto, o sea dar carta de legitimidad al asesinato de miles de personas, una masacre silenciosa que enturbia las corrientes morales de nuestra sociedad y deslegitima el sentido más común del progreso de la cultura y de la civilización en la que nos encontramos.

El aborto no es un invento de este siglo, la historia ha conocido épocas de similar falta de respeto a la vida. Pero, a la vez, en esas épocas no han faltado voces enérgicas en defensa del carácter absoluto de la vida humana. Recordemos el antiquísimo Juramento Hipocrático, que ha llegado hasta nosotros como fundamento de la deontología médica, que dice: “Me abstendré de administrar abortivos a las mujeres embarazadas”. Pero este juramento hoy, ya no es políticamente correcto, según el lenguaje “progre”.