Inmaculada Echevarría

Autor: Elena Baeza Villena 

 

Hoy ha sido un día triste al levantarnos con la noticia de la muerte de Inmaculada Echevarría. No soy quién para juzgar a esta mujer que ya bastante tiempo llevaba sufriendo, y ella ha pedido morir y que le quitaran el respirador. Inmaculada sufría una enfermedad degenerativa que la convertía presa de su propio cuerpo, pero en la actualidad sufría una depresión. Y aquí en estos momentos es cuando aparece la Asociación pro derecho a Morir con Dignidad, que acude solicita a la cabecera del enfermo, y cobra unos réditos propagandísticos, como las escenas que se veían hoy en los telediario, que daban la impresión de que estaban rodando una película.

Ha sido el Gobierno Andaluz el que con mayor o menor disimulo, ha violado la ley para abrir así una puerta a la legalización de la eutanasia. Ha sido un ensayo, para tratar de ver cómo tolera la sociedad española este tipo de noticias. Nadie niega, que la vida de Inmaculada era un verdadero drama, pero los problemas de esta naturaleza, no se solucionan acabando con la vida de quienes están necesitados de todo tipo de ayuda y prestaciones materiales y espirituales.

Las instituciones sanitarias de la Iglesia católica la han ayudado a vivir con dignidad y ánimo durante largos años. Otros solo han servido para desconectar una máquina. Inmaculada, descansa en paz, somos muchos los que hemos rezado y seguiremos rezando por ti.