Admoniciones

Mirándolo

Autor: Camilo Valverde Mudarra 

 

 

Y abrazó a los niños; e imponiéndoles las manos, los bendijo (Mc 10,13-16).

Es la segunda vez que aparece en el Evangelio Jesús con los niños (M18,2ss). Se los presentan para que «les imponga las manos y ore por ellos». Era costumbre así recibir la bendición de Dios (Dt 34,9). Jesucristo abraza a los niños, los bendice y les impone las manos (Me 10, l6) Y los niños se sienten atraídos por su ternura y su bondad y lo sieguen alborozados, dándole vivas: "Viva el Hijo de David", lo que indignó a los escribas y a los sacerdotes (Mt 21,15), Jesús les replica con el salmo 8: El ciclo sublime canta la majestad de Dios y, entre tanta grandeza, hasta los mismos niños se unen jubilosos a esa alabanza cósmica, proclamando, sin saberlo, su mesianidad. Jesucristo tenía fama de taumaturgo; creían en su poder milagroso (Mt 9, 20). El roce con Jesucristo era tenido por un toque divino que hacía crecer a los niños sanos y robustos y se los llevaban para que los cogiera en brazos, rezara y los bendijera (Mt 19,13-15; Me 10,13-16; Le 15,15-17). Frente a la actitud de los fariseos y de otros, que se creían con derecho al reino, Cristo señala que los niños, considerados sin valor, reciben el reino como puro don gratuito del Padre. Los niños eran los irrelevantes, incluidos, los que eran poca cosa, los mínimos, los más pequeños, los débiles, los sencillos y los últimos. Pero esto no quiere decir que no se les quisiera. El amor de los padres a los hijos está muy constatado en la Biblia: "Los hijos son plantas de olivo alrededor de la mesa" (Sal 128,33).

El niño es el símbolo del servicio, practica la fraternidad y la amistad sincera (1 Pe 1,22). En el reino de Dios los últimos son los primeros: "E1 que se haga pequeño, como un niño, es el más grande " (Mt 18, 4). Jesucristo, se hizo cl último, se hizo un nadie (Flp 2,7). San Pablo se llama a sí mismo "el menor", "el más insignificante" (Ef 3,8) y San Francisco de Asís, el evangelio viviente, era "el mínimo", el padre de una comunidad de mínimos. En el reino de Dios lo más importante es lo más pequeño, como el grano de mostaza, la semilla más pequeña (Mt 13,32) o como el poco de levadura (Mt 13, 33; 1 Cor 5, 6; Gal 5, 9), o como el pequeño timón de la nave grande (Sant 3.4 5). Lo débil es enaltecido (Lc 1, 52) y en el cuerpo de Jesucristo, "los miembros más débiles son los más necesarios" (I Cor 12, 22). El Dios de la Biblia, "es el Dios de los humildes, socorro de los oprimidos, protector de los débiles, defénsor de los abandonados, salvador de los desesperanzados" (Jdt 9,11).