Admoniciones

Vive

Autor: Camilo Valverde Mudarra 

 

 

No es un Dios de muertos, sino de vivientes, porque, para Él todos viven (Lc 20,38).

El texto de Marcos sobre la hija de Jairo (5,21-43) cuya finalidad es hacer patente la divinidad del Maestro y el valor poderoso de la fe, contiene la tradición más antigua y rigurosa.

Jairo, nombre bastante usual, parece que era uno de los miembros principales de la sinagoga de Cafarnaúm. Acercándose a Jesucristo, le ruega insistente que vaya a casa porque su hija única, de doce años se estaba muriendo.
Mateo, en su estilo de abreviación, pone que había muerto. Pidiendo que vaya
a imponerle las manos, muestra un conocimiento superficial de Cristo, no tiene la fe consistente del Centurión (Mt 8,5ss).

Mientras le rogaba, llegaron con el aviso de que ya no molestara más, que la niña había muerto. Es la fe débil que cree necesaria la presencia física.
No conoce al Maestro. Al oír la noticia, Jairo queda abatido, pero, Cristo le dice que tenga fe, sólo basta con creer. Y Jesús fue a su casa. 
Entró con Pedro, Santiago y Juan, los tres apóstoles que distingue en la Transfiguración y en Getsemaní. Al llegar, ya estaban las plañideras a sueldo y los flautistas de notas estridentes y lúgubres. El Talmud obliga, aun al más pobre, a alquilar al menos dos tañedores y una plañidera. 
Les dice que cese el alboroto, que la niña duerme. Es habitual, entre los judíos, el eufemismo del sueño por la muerte. Pero los que presenciaron su muerte se mofaban de Él. Entró en la habitación con los padres y los tres
discípulos; y le dijo: "Talitha kumi": Niña, yo te digo, ¡levántate!. 
Al instante, se puso a andar y manda que le den de comer. Esto tiene una finalidad apologética, la de señalar la verdad de la resurrección (Lc 24,41-43) y mostrar que estaba curada y sana.

Jesucristo realiza el milagro con toda sencillez y autoridad. Muestra su poder, le manda resucitar. Cristo se revela como Dios. Este poder operante en Jesús se manifiesta en el encuentro de la niña con Cristo, en la fe. 
La Vida se comunica, y, transmitida, pasa a la niña muerta. El don y el amor
del cielo, mediante Jesucristo, actúa en la tierra; lo inefable ha visitado al ser humano; la hija de Jairo, regresa a la vida para que la fe se afirme.

La preocupación de Jesús por la mujer de toda edad y condición es evidente;
no se muestra indiferente ante la muerte de esta niña, hace el camino para
alzarla de la postración y hace que se ponga de pie.

Tiene un gran significado la palabra "¡Levántate"! que pone en movimiento la
vida en aquel ser adolescente. Indica la posición y la vitalidad que la mujer puede y debe adoptar en el ámbito social. Expresa la llamada a la vida, saltar a la actividad, aferrarse al vivir y seguir el camino en plenitud.