Mujer,
vengo a beber falto de aliento,
dame
agua fresca de este pozo umbrío;
voy
de camino bajo el sol de estío
y
me encuentro cansado y polvoriento.
Yo
soy fuente del nuevo advenimiento,
el
que bebe renace con el brío
de
agua viva que salta como un río
hasta
infundir pujante crecimiento.
Tú,
eres el Cristo, dame ese agua viva
que
sacia el ansia y da la vida eterna
en
saciedad completa y decisiva.
Dame
la nueva ley de unción interna,
de
espíritu y verdad, que nos motiva
al
amor, en la entrega más fraterna.