Ben Sirac, mirada de fe

Autor: Camilo Valverde Mudarra  

 

 

Sirac compuso realmente una "Summa Theologica" con la que contribuyó, como el sabio que más, a la doble misión de guía espiritual de su tiempo y humanista religioso de Israel.

Ben Sirac tiene un mensaje peculiar para el hombre de nuestros días, que vapuleado desde diversos frentes por el laicismo, por el hedonismo y el consumismo, se encuentra despojado del espíritu de fe, esperanza y caridad, virtudes que le son arrebatadas como antiguallas retrógradas y de todos los valores tradicionales desechados hoy, como inanes y prescindibles. 

Sirac los defiende insistentemente y conduce al humanismo y la religiosidad. Inculca la fe en el Dios de la Alianza, complaciéndose en recordar la Alianza de Dios con Noé, Abraham, Aarón, David... Se muestra duro y enérgico en cuanto a la educación y en cuanto a los métodos mismos. Lección muy oportuna para esa pléyade de falsos profetas que nos han traído e implantado un sistema educativo asentado en la dejadez y la pasividad, en la indisciplina y el desorden. 

Ben Sirac, al elogiar la sabiduría tradicional, que llega a identificar con la Ley de Moisés, recomienda, como principio de la misma, el temor de Dios. La auténtica sabiduría es el cumplimiento de la voluntad de Dios, y Dios la había manifestado respecto de los israelitas en la Ley. Los cristianos tenemos la voluntad de Dios en la Ley explicada y vivida por Cristo. Su cumplimiento es la auténtica sabiduría y, con ella y en ella, nos realizaremos como cristianos (Heb 10,5-7; Jn 4,34; Mt 26,39).

Recrimina con dureza la infidelidad a las prácticas tradicionales y la doblez de quienes, queriendo aparecer como israelitas, se dejaban llevar de las costumbres paganas. Es esta una lección apropiada y singular para nuestro tiempo. El intentó fortalecer los ánimos frente al paganismo helenista. Nosotros caminamos hacia un mundo que se entrega, en no pocos ambientes, a un paganismo materialista. El espíritu que respira el libro del Eclesiástico es una fuerte llamada de atención frente a las doctrinas que empañaban la auténtica fe israelita y una apremiante exhortación y estímulo a la lucha frente a las prácticas paganas que destruyen las más puras tradiciones del pueblo de Dios. La lucha que hoy tendremos que sostener es paralela a la del tiempo de Ben Sirac. Son dos épocas en las que el pueblo de Dios tuvo que salir de sus reductos -comunidad judía, ambiente de cristiandad- para enfrentarse con un mundo nuevo en el que hay cosas que asimilar como exigencia de nuevos tiempos y cosas que rechazar como incompatibles con la fe y costumbres cristianas.

El Eclesiástico siente veneración por el sacerdocio y se complace en presentar las funciones sacerdotales; contiene también una preciosa exigencia del culto, de la cual depende su valor ante Dios: el espíritu interior. Y así, reclama las disposiciones interiores del espíritu sin el que no agradan a Dios los actos de culto. El cristiano tiene que realizar unos actos exteriores de culto, pero lo que importa más es el espíritu que debe informar esas prácticas exteriores, la intimidad y comunicación interior en un diálogo filial que pide nuestra condición de hijos suyos. El sacerdote hoy tiene que aparecer ante el pueblo manando por todos sus poros el espíritu que Jesús trae en su Evangelio, mientras tanto seguirán siendo ignorados y vistos por la gente como simples profesionales de la religión que no interesa. 

Al contemplar el panorama de su tiempo, Ben Sirac trata de preparar los ánimos para enfrentarse a los males que se avecinan, pero pone su corazón en los tiempos mesiánicos, en la venida del Mesías. Magnífica lección para estos tiempos modernos de confusión y búsqueda errónea El hombre tiene ahí el Evangelio de Cristo, a su alcance; lo conoce, lo sabe, y lo deja, lo abandona. El reino de Cristo ha llegado, pero no interesa, se deja de lado. Se busca otro reino, el de este mundo, el del dinero, el poder y el placer. Es necesaria la conversión, volver la mirada a Jesús y poner el corazón en el mensaje cristiano, para llenarlo de fe, esperanza y caridad. Y con la confianza de Ben Sirac orar al Padre para que no nos deje caer en peligro, nos libre de todo mal e informe a la humanidad de justicia y de paz en todo pensamiento y decisión.

El Eclesiástico será siempre un libro de actualidad para el cristiano por su amplio contenido moral. El, como ningún otro, alimentará su vida cristiana con su instrucción y estímulo a practicar las virtudes y vencer los vicios. Un buen libro de "lectura espiritual" para todos.