Redacción de los Evangelios

Autor: Camilo Valverde Mudarra 

 

 

1.      El término "evangelio"  del N.T.

 

            Jesús dedicó su vida a proclamar la buena noticia de que el reino de Dios estaba cerca. Fueron los discípulos los que recogieron aquella proclamación y la pusieron por escrito. Transmitieron la "buena noticia" del anuncio y la vida del Señor, como testimonio y opción de fe.

            La palabra "evangelio", en su origen, no es cristiana. El sustantivo evangelio y el verbo evangelizar (= anunciar buenas noticias) pertenecen a la tradición greco-romana y a la judía. Entre los primeros, evangelio se aplicaba a la buena noticia y a la recompensa que recibe su portador. El contenido de esa buena noticia puede ser el anuncio de una victoria militar o de un oráculo favorable para el futuro. El término se utilizaba con especial énfasis en el contexto del culto al emperador que es salvador y señor de todo y dios viviente. Sus decretos son buenas noticias (evangelios), así como su nacimiento y su mayoría de edad. Por ej. la inscripción de Priene del año 9 d.C.

            Los judíos usaban la palabra "besorah" que significa la buena noticia y la recompensa que recibe el portador. La versión griega del A.T. traduce este sustantivo y su verbo "bisser", por "evangelio" y "evangelizar".

            En los escritos del Nuevo Testamento se utiliza 76 veces el sustantivo “evangelio” y 54 veces el verbo “evangelizar”.

            Se pueden distinguir tres estadios en la utilización de estos términos:

 

            1º: Jesús anuncia la buena noticia del reinado de Dios.

            2º: Los discípulos anuncian la buena noticia sobre Jesús.

            3º: Marcos pone por escrito la buena noticia de Jesús.

 

.el que anuncia           .pasa a ser objeto del anuncio          .la proclamación se convierte en texto  

           

            A grandes rasgos, el camino que recorrió el "evangelio" fue éste: desde el anuncio de Jesús al anuncio sobre, primero de forma oral y luego por escrito. Pero a lo largo del itinerario, el contenido fundamental sigue siendo el mismo: la buena noticia de que Dios se ha acercado al hombre de forma definitiva en las palabras, la vida, la muerte y resurrección de Jesús de Nazareth.

            Desde entonces coexisten dos acepciones del término "evangelio": por una parte, evangelio es el anuncio de la buena noticia "de" Jesús y "sobre" Jesús y por otra, evangelios son los escritos en los cuales se ha conservado dicho anuncio en forma de narración seguida. El traslado de sentido es notable: el que anuncia pasa a ser objeto del anuncio; y la proclamación se convierte en texto.

            Ha surgido un nuevo género literario que se designa con el mismo nombre que definía su contenido y se llama "evangelio". Los rasgos más característicos de este nuevo género literario son:

            1º: Los evangelios no son pura invención de sus autores, sino que están vinculados a una tradición anterior, que ha sido transmitida por los discípulos de Jesús en el seno de las comunidades cristianas. El contenido fundamental es la proclamación de una noticia nueva y única: el acontecimiento central de la historia humana, la cercanía de Dios en Jesús.

            Esta tradición ha sido conservada y releída constantemente a la luz de la Pascua, de la Escritura (A.T.) y de la experiencia de la Iglesia naciente.

            2º: Su contenido (sobre todo el de los evangelios sinópticos) está organizado según un esquema común, cuyas raíces se encuentran en la predicación cristiana primitiva. Dicho esquema tiene como centro el relato de la muerte y resurrección de Jesús.

            3º: Aunque su forma externa es la de una narración histórica, en realidad su intención más profunda es de tipo pastoral. Los evangelios no son sólo la narración de unos acontecimientos históricos, sino la proclamación del gran acontecimiento de la salvación.

            4º: Finalmente, los evangelios son, ante todo, un testimonio de fe. Quienes los escribieron querían comunicar una experiencia que había cambiado radicalmente sus vidas. Entonces estuvieron destinados a diversas comunidades: Roma, Siria, Asia Menor ... Hoy se dirigen a la Iglesia entera para provocar un encuentro de fe que es nuevo en cada tiempo.

 

2. Tradición sagrada en la "comunidad pascual"

 

            Entre Jesús y el grupo de discípulos que convocó desde el principio de su actividad, se creó una relación tan íntima que el Señor podía enviarlos a anunciar el mismo mensaje que Él daba. La relación es una experiencia de profunda vinculación que abarca todos los aspectos de la vida. Los evangelios recogen esta experiencia en los relatos de vocación.

            El Maestro puso mucho empeño en su instrucción y a ellos destina muchas enseñanzas particulares; son testigos de todo lo que Jesús hace y dice; pueden preguntarle en privado y pedirle explicaciones. Y en el contacto diario en compañía de Jesús aprenden sus enseñanzas y adquieren un estilo de vida y van participando en su misión.

            Es muy probable que Jesús utilizara en este grupo técnicas de memorización, corrientes en Palestina. Al no ser frecuente el uso de la escritura, la cultura judía, acosada por influjos externos, desarrolló estas técnicas a fin de preservar intacta su tradición. Jesús que iba a enviar a sus discípulos a anunciar la cercanía del reino de Dios, los instruye con detalle sobre lo que luego tendrían que anunciar. Conocen de memoria los "resúmenes" de la predicación. Han ido aprendiendo las sentencias rítmicas y las comparaciones que ilustran el anuncio central que el Señor les encomienda. ¡El reino de Dios está cerca!

            En el seno de este grupo, "comunidad pascual", que vivió en la intimidad con Él, se fue custodiando una tradición que era imprescindible para la tarea que habían de realizar: la de transmitir las palabras y los signos de Jesús anunciado por los profetas. El camino de Jesús terminó trágicamente, pero sus discípulos lo vieron resucitado. Desde esta nueva experiencia, los recuerdos del maestro adquirieron un carácter de tradición sagrada, una tradición que había que conservar con mucha más razón. Esta experiencia fue vivida con tal ímpetu por los seguidores de Jesús, que extendió esta buena noticia por todo el imperio romano. Como consecuencia de la experiencia pascual, la buena noticia acerca de Jesús se hizo más importante que la buena noticia que Jesús anunciaba. Los primeros cristianos anunciaban primero la buena noticia de la muerte y resurrección de Jesús (1 Cor 15,3ss), y desde ella entendían y proclamaban la cercanía del reinado de Dios, que era el contenido del anuncio de Jesús.

            La historia de los textos empieza aquí. La resurrección proporciona un impulso decisivo para su difusión y conservación. La resurrección de Jesús es la experiencia fundacional de la comunidad cristiana, y, como tal, un eslabón clave en la cadena de transmisión de los recuerdos sobre Jesús.

            A la luz de esta nueva experiencia fueron recordando incluso los detalles, y entendiendo su verdadero sentido. Entonces, lo que eran recuerdos y enseñanzas de un maravilloso maestro se convirtieron en una tradición sagrada que debía ser celosamente guardada en el seno de la comunidad cristiana.

            Aquellas comunidades fueron el lugar de transmisión de dichos recuerdos, y también el seno en el que éstos fueron puestos por escrito definitivamente en forma de relatos seguidos que dan testimonio sobre la buena noticia de Jesús.

 

3. Transmisión de la memoria acerca de Jesús

 

            La transmisión de tradiciones se hizo en el seno de la vida diaria de las primeras comunidades cristianas y fueron difundiendo esta buena noticia por impulso de la fuerza arrolladora del Espíritu.

            Los ámbitos en que se desarrollaba la vida de las primeras comunidades son:

 

            1. El primero era el anuncio del evangelio. La comunidad en expansión ocupaba, en la actividad misionera, gran espacio de su vida.

            2. Después, el ámbito de la catequesis o instrucción continuada sobre diversos aspectos y muy especialmente sobre el modo de conducirse en la vida, como reflejo de la buena noticia. La comunión de bienes fue para ellos la máxima expresión de este nuevo estilo de vida.

            3. Finalmente el ámbito de la celebración, en el cual la comunidad encontraba su identificación más plena. Nacen los himnos que tuvieron su lugar propio en las reuniones de culto, las aclamaciones, los relatos litúrgicos... y al calor de esta tradición sagrada se conservan otros muchos recuerdos sobre Jesús.

            Estos fueron los pilares de aquellas comunidades en que se recogieron y transmitieron las tradiciones evangélicas. Cada forma literaria se transmitía en uno de estos ámbitos como su lugar natural.

            Conocer el contexto vital de una determinada forma literaria puede ayudar a comprender su sentido.

 

4. El trabajo redaccional de los evangelistas

 

            La etapa final del proceso de sedimentación fue la redacción definitiva de los evangelios, que abarca el momento de la fijación por escrito: desde los primeros "apuntes" o colecciones de dichos y relatos hasta los cuatro evangelios recogidos en el canon del N.T.

            Es fruto de la necesidad fijar por escrito la tradición que se transmitía oralmente. Probablemente les movió a hacerlo el hecho de que los testigos oculares estaban empezando a desaparecer por el martirio o por la edad. Además: era necesario tener una interpretación autorizada de cuanto le ocurrió a Jesús, cuya muerte y resurrección anunciaban sus discípulos.

            Más aún: necesitaban tener un relato seguido de lo que "Jesús dijo e hizo" (Hch 1,1), como punto de referencia para su vida. Marcos hizo el primer ensayo, y su ejemplo cundió enseguida; señal de que esta necesidad realmente existía.

            La forma de realización, la fijación por escrito sólo puede conocerse por conjeturas, aunque hay dos datos firmes en los que podemos apoyarnos para conocer este proceso: la existencia de fuentes escritas que los evangelistas consultaron para sus obras, y el trabajo redaccional de cada uno de los evangelistas. Ambos momentos han sido ampliamente estudiados por la Escuela de la Crítica Literaria (fuentes) y la de la Historia de la Redacción (trabajo redaccional) y son aspectos relativamente bien conocidos.

            Ahora bien, los evangelios son algo más que una antología de textos. El contenido, y sobre todo la orientación de cada uno de ellos es distinto. Los evangelistas dejaron impresa una huella personal en sus obras; son verdaderos autores que seleccionaron y organizaron los documentos y tradiciones que existían para dar a sus comunidades una respuesta sobre los fundamentos de la buena noticia.

            El contenido y, sobre todo, la orientación de cada uno, es distinto. Los redactores tuvieron que conjugar diversos datos:

 

            1º: La tradición recibida dentro de la Iglesia que debían investigar cuidadosamente y a fondo y a la que tenían que ser fieles.

            2º: Las comunidades desde y para las que escribían.

            3º: Poner en juego sus propias aptitudes y sensibilidad literaria para agrupar, seleccionar, ordenar y redactar la tradición recibida, y fieles a ella, transmitir su propia comprensión de la buena noticia lo cual entraña una cierta "interpretación".

 

            Los procedimientos en la redacción final se reducen fundamentalmente a tres:

 

            1. Selección del material. Los evangelistas hicieron un selección de las tradiciones que conocían; lo que indica ya una intencionalidad concreta (cfr. Jn 20,3s).

            2. Disposición y articulación del material recibido. Un simple cambio de orden puede ser indicador teológico importante. Por ej. la inversión de las tentaciones en Lucas.

            3. Acomodación de los materiales. Al introducirlos en un contexto determinado estos materiales sufren modificaciones que también son significativas: mejoras estilísticas, aclaración del texto base, transposición de una perícopa fuente, alteración del documento base, etc.

            El resultado de todo este trabajo redaccional son los cuatro evangelios. En cada uno el autor trató de hacer una presentación concreta de la buena noticia acomodada a las necesidades de un auditorio concreto.

 

5. Los evangelios, el acceso a Jesús

 

            El orden histórico recorre cuatro etapas: el acontecimiento, las comunidades, los redactores y nosotros. En estos veinte siglos, el texto de los evangelios ha sido conservado y transmitido con una escrupulosa fidelidad. Los estudios de la crítica del texto han mostrado que el N.T. es, con mucho, el texto mejor atestiguado de toda la historia de la literatura universal. Entre el acontecimiento y nosotros se encuentran los redactores y las comunidades que recibieron, interpretaron y transmitieron la tradición sobre Jesús.

            Los evangelios son, ante todo, testimonios de fe que tratan de poner a sus lectores en contacto con el acontecimiento de Jesús. No son biografías, ni apologías, ni relatos asépticos. Su objetivo es transmitir unos acontecimientos que cambiaron la historia y la vida de muchas personas. El redactor de los evangelios se sitúa a sí mismo como un testigo que contempla la historia de Jesús desde su experiencia de fe, y dirige esta contemplación a otros que tienen la misma experiencia. El acceso al acontecimiento pasa necesariamente a través de estas mediaciones que ayudan a comprender las circunstancias concretas en que se transmitió la tradición sobre Jesús.

            Es importante conocer el proceso en que se transmitió la tradición de Jesús, las motivaciones y los condicionamientos para saber lo que ocurrió desde la muerte de Jesús, hasta la redacción del primer evangelio y comprobar la fidelidad fundamental de la transmisión.

            Por tanto, los evangelios son la vía ideal para acceder al mensaje de Cristo. Tenemos una buena noticia  que es buena para quien la cuenta y por eso la cuenta así. En los evangelios, se encuentra una tradición "releída" a la luz de la fe en el Señor resucitado. Conociendo el proceso en que se hizo dicha relectura se comprenderá el sentido de lo transmitido.

 

6.      La interpretación del A.T. en los evangelios

 

            Los discípulos de Jesús le habían escuchado sus interpretaciones, alusiones y citas del Antiguo Testamento. Ellos y las comunidades tuvieron que explicar el sentido de la muerte y resurrección de Jesús como cumplimiento del A.T., "según las escrituras". Más aún: utilizaban el A.T. para ampliar y profundizar la catequesis cristiana y también en las discusiones y controversias con los judíos.

            Las claves para interpretar estos textos se encuentran en dos factores: las técnicas de interpretación de aquella época y la experiencia desde la que se hacía dicha interpretación. La lógica deductiva de la época encontraba motivos para sacar conclusiones y, por otro lado, leído el A.T. desde su experiencia ven que la resurrección de Jesús es el acontecimiento clave de la Historia de la Salvación. Con él se inauguran los tiempos escatológicos y es la clave definitiva para entender y situar las actuaciones de Dios en la historia.

            Finalmente, cada autor y su comunidad tenían una concepción propia del A.T. y de su papel en la comprensión de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Esta visión propia aparece en su obra.

 

7.      Motivo intencional del evangelio de San Marcos

 

            Los evangelios no son sólo un fenómeno literario, sino que han nacido en un contexto histórico concreto que los condiciona decisivamente. La palabra de Dios participa de la dinámica de la Encarnación: se hace palabra de hombres en una época concreta de la historia; y por eso, para entenderla mejor, tenemos que acercarnos a aquel contexto concreto. Estamos ante un camino de ida y vuelta.

            La comunidad de Marcos que vivía en una situación adversa, tanto Palestina como Roma vivían graves momentos, y, en profunda crisis, buscaba su propia identidad. Necesitaban fundamentar su forma de vida y se vuelven hacia el misterio de la vida de Jesús.

            La fisonomía de esta comunidad se caracteriza por los siguientes rasgos:

 

            1. Se compone en su mayoría por creyentes que no proceden del judaísmo, y que vive fuera de Palestina.

            2. Vivió una intensa búsqueda de su propia identidad y descubren que la clave estaba en entender el camino de Jesús hacia la cruz, la muerte ignominiosa del hijo de Dios lleva a la resurrección.

            3. Es una comunidad organizada. Llegó a tener una conciencia clara de su identidad como grupo que sigue a Jesús distinto de los de fuera y tenía una cierta organización, personas distintas realizaban tareas diferentes.

            4. Vive su misión de anunciar el evangelio en clara apertura a los no judíos. Han decidido seguir a Jesús y quieren conocerlo y saben que a ellos se les revela también el misterio del reino; y, por lo mismo, se sienten inclinados a acoger a los que vienen "de lejos".

            Es difícil decantarse por una sola pues las cuatro características marcan definitivamente la finalidad y motivo intencional de este evangelio. Pero si hay que señalar una sola, pensamos que la cuarta es la marca, el rasgo diferenciador de S. Marcos, es decir, la tarea misionera. Los discípulos en el evangelio de S. Marcos entienden que el anuncio del evangelio tiene que dirigirse a todo el mundo a judío y gentiles; la salvación ha venido para todos los pueblos.

 

8.      Marcos manifiesta progresivamente la identidad de Jesús.

 

            La intención de la obra es dar a conocer la identidad de Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Y S. Marcos aborda esta cuestión poco a poco, de modo progresivo. Es clave el 8,29-30: "Tú eres el Mesías. Entonces Jesús les prohibió terminantemente que hablaran a nadie acerca de él".

            En la primera parte, Jesús manda callar hasta que él mismo revele cual es el auténtico sentido de su mesianismo a partir de la respuesta de San Pedro a la pregunta clave del evangelio (8,27-33). Y, en la segunda, se manifiesta que la verdadera identidad de Jesús tiene más que ver con la muerte que con el triunfalismo fácil, porque Jesús no es un Mesías triunfante, sino sufriente. Jesús es Mesías en la cruz. En todo este proceso se rechaza un tipo de mesianismo y se propone otro.

            Según Wrede se trata de un artificio inventado por la iglesia primitiva para explicar la distancia entre el Jesús histórico y el Cristo de los primeros cristianos.

            En realidad, la explicación es bastante distinta. La manifestación progresiva y aparentemente contradictoria de Jesús es un artificio literario dirigido a dar a conocer su verdadera identidad que sólo puede descubrirse desde el misterio central de su muerte y resurrección y que se describe a través de los títulos de Mesías e Hijo de Dios.

            Revelación velada: 1, 1-8, 30; Revelación abierta: 8, 31-10,52; Manifestación: 11-16.

 

9. Definición de Jesús en el evangelio de Marcos

 

            S. Marcos describe la identidad de Jesús con dos títulos: Mesías e Hijo de Dios.

            El primero en boca de S. Pedro: ¡Tú eres el Mesías! (8,29), el segundo es la expresión del centurión romano, un pagano, al pie de la cruz: ¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios! (15,39) y los repite al comienzo de su evangelio: Jesús, Mesías Hijo de Dios (1,1). Estos tres textos forman una secuencia clave en la que progresivamente se va clarificando el sentido de los títulos.

            Los dos se complementan mutuamente: Jesús  es Mesías porque es el Hijo de Dios entregado a la muerte y resucitado.

 

9.      Composición del evangelio de San Mateo

 

            La teoría más común es que S. Mateo para redactar su obra contó con el evangelio de S. Marcos y otra fuente que también conoció y utilizó S. Lucas, pero hay un material que sólo se encuentra en Mt. del que se han dado muy variadas teorías en la historia de la investigación sinóptica.

            La opinión más común afirma que el autor pudo contar con una tercera fuente, probablemente de carácter oral, a la que pertenecen algunos de los rasgos más típicos de la redacción del primer evangelio. No puede probarse que fuera una fuente escrita, pero su fidelidad está garantizada.

            Así pues, S. Mateo tuvo delante tres grandes fuentes: Mc, F (fuente común a Mt y Lc) y M (materiales propios de Mt).

            El evangelio de Mt se caracteriza por el uso de recursos literarios, de claro sabor semítico, muy conocidos en la cultura judía. Busca la brevedad, el hieratismo y la claridad. Desnuda el relato de sus elementos pintorescos o marginales. Sus personajes son figuras rectas, sin contornos y estilizadas. Y, por último, elimina todos los detalles que puedan crear confusión y subraya las líneas centrales de sus relatos.

            Introduce una característica de gran alcance teológico: el uso abundante de citas, alusiones y motivos del A.T., son las llamadas citas de cumplimiento.

 

10.  La comunidad de San Mateo

 

            Este evangelio nació en el seno de una comunidad cristiana viva, y, por tanto, refleja su situación y sus preocupaciones.

            La comunidad de San Mateo se sitúa en el contexto del judaísmo. Lo muestran las referencias culturales: alusiones constantes al A.T., uso de recursos literarios de la literatura hebrea, presencia de las instituciones y de las costumbres judías. La comunidad que vive en controversia, polémica y enfrentamiento con su ambiente está, sin embargo, abierta al mundo no-judío.

            La comunidad de Mt estaba organizada. Los discípulos reflejan un modelo de creyente y de iglesia. El discípulo entra en relación con Jesús y descubre las exigencias que suponen el seguirlo. San Pedro y los Apóstoles tienen el papel más importante. Pedro aglutina y dirige, le corresponde la potestad de atar y desatar. Y con él, el grupo de los doce, testigos de Jesús y de sus instrucciones éticas, a quienes están vinculadas las siguientes generaciones de discípulos; los pequeños que deben ser acogidos en el nombre de Jesús y que son el modelo para entrar en el Reino. Aparecen otras categorías de discípulos: profetas, justos, escribas y sabios.

            Finalmente, distintos grupos de cristianos tuvieron diversas vivencias de la fe condicionadas por factores sociales y culturales. La comunidad de Mt. tenía su propia vivencia del cristianismo de la región de Siria, que fue evolucionando hasta el s. III con unos rasgos comunes: era la vivencia radical de la pobreza y la renuncia, a ejemplo de Jesús que vivió sin familia, pobre e itinerante. Ser cristiano para ellos consistía en un estilo de vida más que en una doctrina.

 

11.  ¿El Nuevo Israel según S. Mateo

 

            Para Mateo la Iglesia es la continuación de lo que Jesús había iniciado en el grupo de sus discípulos. De ahí, la importancia que tiene en este evangelio la figura del discípulo. A través de los discípulos, presenta Mateo el modelo de la comunidad que vive la presencia del Señor y no sólo se separó, como algo distinto del judaísmo oficial, sino que asumió una "tarea" que era propia del pueblo elegido: "anunciar el evangelio a todos los pueblos".

            Pero ¿cuál es la relación entre Israel, el pueblo elegido a quien se hicieron las promesas, y la Iglesia cristiana en quien se cumplen dichas promesas? Cada apóstol, cada evangelista, cada comunidad fue formulando su respuesta. Mateo la expresó con el "Nuevo Israel".

            La reflexión de la comunidad de Mateo fue: *Jesús anunció la cercanía del reino en primer lugar a Israel, pero ellos rechazaron este anuncio y su persona, por eso, Jesús congrega un nuevo pueblo que sea capaz de ser portador de esta buena noticia que preside los tiempos finales.

            El texto clave para entender por qué Jesús convocó al "nuevo pueblo" es la parábola de los viñadores. El pueblo al que se refiere Jesús es una velada alusión a la descendencia de Abraham; es el nuevo pueblo que Jesús ha ido congregando poco a poco en el grupo de sus discípulos (28, 16-20). Este texto es una clave para entender todo el evangelio. En él, se propone el programa y "la misión del Nuevo Israel" para el tiempo que va desde la resurrección de Jesús a su venida definitiva al final, para el presente de la etapa del cumplimiento que tiene como protagonista a la Iglesia.

            Los discípulos tienen que volver a hacer realidad lo que Jesús hacía: reunir a todos los hombres para que sean discípulos, para que entren dentro del reino y participen así de la salvación prometida por los profetas. Por eso, la misión tiene que comenzar en Galilea, lugar donde Jesús comenzó a predicar y a hacer discípulos.

            La Iglesia es heredera de la misión de Israel, el cual ha quedado caduco e infecundo, porque no ha sabido responder a la invitación de Dios a través de Jesús, en los tiempos finales.

 

12.  La comunidad de discípulos en San Mateo

 

            La comunidad de Mateo se define hacia fuera con los rasgos de un "Nuevo Israel" y hacia dentro como "la comunidad de los discípulos de Jesús". En este grupo, está reflejado el ideal hacia el que tiende y la pauta de comportamiento que debe caracterizar su vida. Por tanto, descubriendo cómo presenta Mateo a aquel grupo de discípulos, estamos acercándonos al modelo de iglesia que quería proponer a su comunidad.

            Este grupo o comunidad de discípulos está caracterizado por: Una íntima relación con Jesús. Mateo describe esta relación con dos palabras: Fe que se refiere a la confianza y adhesión a la persona de Jesús y Comprensión que se refiere a la enseñanza de Jesús, a la escucha y comprensión de su enseñanza. Los discípulos son los oyentes de las palabras de Jesús.

            El grupo de los primeros discípulos es, precisamente, el eslabón que conecta al resto de los discípulos con el Maestro. Desde la importancia concedida a la relación con el Jesús de la historia se entiende la insistencia de este evangelio en las enseñanzas de Jesús que sintetiza en cinco grandes discursos:

 

            1º: Sermón del monte: Mt 5-7

            2º: Discurso de la misión: Mt 10

            3º: Las siete parábolas del Reino: Mt 13

            4º: Instrucción sobre la vida comunitaria: Mt 18

            5º: Sobre la venida del Hijo del Hombre: Mt 24-25

 

            El primero, el "Sermón del Monte", es como el resumen programático de las exigencias para ser discípulo y pertenecer al Nuevo Israel. Tales exigencias sólo pueden comprenderlas los que han aceptado el anuncio de la buena noticia y tienen a Jesús como Señor.

            Formar una comunidad fraterna. Todos los ministerios están caracterizados por su condición de discípulos que deben vivir entre sí unas relaciones fraternas presididas por el servicio y por el perdón.

            Los discípulos son los "pequeños" y ocupan un lugar privilegiado en el Reino. Entre ellos no puede haber situaciones de privilegio.

            Los discípulos son, como Jesús, hijos del Padre del cielo y hermanos entre sí. Entre ellos el mayor título de gloria es el servicio y el abajamiento a ejemplo de Jesús. Sólo desde la sencillez y pobreza es posible entender el alcance y la profundidad del perdón. Y sólo, desde el perdón, es posible construir esta fraternidad de discípulos, que vivida desde la actitud de abajamiento y sencillez, tiene siempre la mirada puesta en la perfección del Padre del cielo y es el modelo de comunidad que Mateo presenta. A ella, se llega a través de la fe en Jesús y la aceptación de sus enseñanzas como norma de vida.

            La comunidad de los discípulos, que son el Nuevo Israel, recibe el encargo de continuar la misión de Jesús. El reino era el horizonte de la misión que el Señor resucitado les encargaba.

            La comunidad de discípulos no es la realización definitiva del reino, sino que, más bien, el reino es su vocación y su tarea; hacia él tiende para ir haciéndolo realidad en medio del mundo, y de esta forma continuar la tarea de su Maestro. Por eso, los discípulos han de esforzarse por hacer realidad en sus vidas los valores del reino (Bienaventuranzas) y han de dirigirse incesantemente al Padre diciendo:¡Venga a nosotros tu reino!

 

13.  Formación de los relatos de la pasión

 

            El proceso de formación de los relatos de la pasión no habría sido posible sin unas claves de comprensión de los hechos. Las antorchas que iluminan este camino de comprensión progresiva, respondiendo a la pregunta clave: ¿por qué tenía que sufrir el Mesías?, son dos: la experiencia de la resurrección y la luz del A.T.

            La experiencia de la resurrección: La certeza de que Jesús estaba vivo después de su muerte fue el motor de los primeros cristianos. No era cuestión de reflexionar o descubrir, sino de experimentar que Jesús seguía vivo. Sin esta experiencia profunda, Jesús hubiera sido un personaje olvidado más de la historia. Pero el Señor estaba vivo entre sus discípulos y ellos lo experimentaban de forma indiscutible.

            La iluminación de la Escritura. Los textos del A.T. podemos agruparlos en cuatro bloques:

*Tres citas importantes: Zac 13,7; Sal 110; Dn 7,13.

*Salmos de súplica: Sal 22 y 69

*La expresión “para que se cumplan las escrituras”

*La categoría del siervo sufriente.

 

            Las citas y alusiones al A.T. se encuentran en los relatos de la pasión en mayor proporción que en otros textos narrativos. Mateo amplía las citas de Marcos y Lucas y adapta a su auditorio la tradición que reflejan Mateo y Marcos. Los textos del A.T. fueron leídos una y otra vez para iluminar la certeza que experimentaban. Jesús era el Mesías prometido por Dios y sigue vivo después de su muerte; la paradoja de su muerte cruel se explica desde el designio amoroso de Dios.