El poder del pensamiento

Autor: Padre Carlos G. Valles, S.J.

Web: Carlos G. Vallés

   

  

El maestro envió al discípulo a meditar en el jardín. Debía concentrarse y evitar toda distracción de ruidos o colores o gente que pasaba o aves que volaban, y mantener la mente vacía de todo pensamiento para lograr penetrar en el misterio del ser.

El discípulo se sentó en postura de loto, cerró lo ojos, sintió su respiración y quedó inmóvil, en su cuerpo y en su mente, sin dejarse llevar por distracción alguna que pudiera interrumpir su contemplación. Para ello se había preparado con larga disciplina, y todo su entrenamiento rendía ahora su fruto con la bendición de su maestro.

Pero de repente un pájaro cantó, y el discípulo no pudo impedir un temblor de impaciencia en su cuerpo. El pájaro volvió a cantar. El discípulo se inquietó y cayó en la cuenta de que se había quebrado su concentración. Abrió los ojos, miró al pájaro con ira... y en aquel instante el pájaro cayó muerto de la rama al suelo.

El discípulo se asustó y corrió a su maestro en busca de una explicación. El maestro le dijo: “Te ha sucedido esto para que comprendas el poder del pensamiento. Cuando has concebido la violencia en tu mente, has matado a la persona contra quien te excitaste. Aunque nadie lo sepa y ella siga viva, tú has herido a una relación y has dañado a la sociedad. Nunca pienses mal de nadie, porque el pensamiento obra ya en secreto y causa la muerte.”

Con esto, el maestro fue al jardín, recogió el pájaro del suelo, lo acarició en su mano y lo lanzó al vuelo. El discípulo comprendió la lección.