El sello de Dios

Autor: Claudio De Castro

 

 

¿Has visto alguna vez la imagen de «La Piedad»? Es una hermosa escultura en la que aparece la Virgen sosteniendo a Jesús recién bajado de la cruz. Hay dolor y belleza. Los personajes parecen cobrar vida. Sólo falta a la Virgen moverse y hablar.
Se cuenta que Miguel Ángel terminó de esculpirla a los veinticuatro años. Era aún un artista desconocido. Y es muy improbable que alguien creyese que él, siendo apenas un muchacho, la hubiese hecho.
La obra adquirió fama inmediata, pero el artista permanecía en el anonimato. Miguel Ángel solía ir a diario a contemplarla. Y en silencio, como un personaje ausente, escuchaba los rumores y comentarios de los visitantes que se sentaban delante de él: «Se ve tan joven la Virgen...», «Parece que estuviera viva». No faltaban quienes aseguraban: «Debe ser obra de un escultor milanés». Este último comentario incomodaba a Miguel Ángel. Y una noche, oculto por la obscuridad, regresó a la capilla y, con un cincel, en la banda que cruza el manto de la Virgen, grabó: «Miguel Ángel lo hizo». Fue la única vez que el artista firmó una escultura. En adelante su genio destacó y quedó impreso como un sello en todas las obras magníficas que realizó. Y todos solían comentar, sin lugar a dudas: «Miguel Ángel lo hizo».
¿Sabes?, tengo un amigo que vive enamorado de Jesús. Hace unos días lo escuché en un programa que tiene en la radio y dijo unas palabras que me impresionaron mucho. Estaban llenas de ternura. Él dijo: «Jesús, Tú serás siempre, para mí, mi Señor. Y serás para mí, siempre, mi Salvador». Luego, con la tranquilidad del que ama, añadió: «En mi corazón hay un sello, y ese sello dice «Jesús».
He pensado en Miguel Ángel, dejando su nombre con cinceladas precisas y calladas, y en Dios, dejando su nombre con precisión en el corazón del hombre. Un Dios que ama a su creatura y lo da todo por ella. Un Dios que nos consiente y nunca nos abandona. Un Dios generoso y bueno al que bien podríamos llamar «Ternura». Creo que Dios ha querido dejarnos su sello como Creador para que tengamos en nuestro corazón la seguridad de que Él nos hizo y, sobre todo, para que podamos leer con claridad sus palabras impresas en este sello: «Yo soy, y te amo».