Viviendo al amparo de Dios

Autor: Claudio De Castro

 

 

Llegó un momento en mi vida, que me encontré en una encrucijada. Sentía que Dios me pedía algo en particular: Escribir. Contar mis experiencias en su Amor.

Era algo extraordinario, vivencias de las que yo mismo me asombraba. Las promesas del Evangelio se cumplían una y otra vez.

Me preguntaba a menudo: “¿Sabrán todos lo que es este inmenso tesoro?”

Así fue como surgió la idea de Fundar, Ediciones Anab, una editorial Católica.

No parecía natural que un padre de 4 hijos, casado, se dedicara a escribir, publicara sus vivencias y sostuviera a su familia con unos libritos.

Cuando tomé esta decisión no pensé si sería responsable hacerlo, después de todo tenía una familia y gastos numerosos. ¿Cómo hacer frente a todo esto?

Me hice la pregunta muchas veces. En esos momentos el buen Dios se hacía presente y me decía de mil maneras: “Animo, yo estoy contigo”. De esta forma pude continuar.

Personas a las que los libros habían ayudado a reencontrarse con Dios y superar un momento de dificultad me animaban: “escriba”.

Y es lo que hago, escribir pidiéndole al buen Dios que toque sus corazones y el mío. Que no nos abandone, que vele por todos.

Suelo decir: “Un libro, un alma”. Mi anhelo es llegar a un millón de personas, con un mensaje de esperanza.

¿Podré lograrlo? La verdad es que nunca me inquieto por ello. Cuando inicié este camino, tenía sólo un sueño. Hice un acto de abandono. “Confiaré”, me dije, “Dios lo puede todo”. Y nunca he quedado defraudado. La editorial no deja de crecer.

He comprobado que vale la pena vivir en la presencia de Dios. Que Él valora mucho nuestra confianza. Que le agrada cuando guardamos el estado de gracia, como un tesoro.

También me he dado cuenta que las promesas del Evangelio se cumplen. Lo vivo cada día.

Pasé tres años al amparo de Dios, sin que nada me faltase, al contrario, desde que elegí este camino, las puertas no cesan de abrirse a mi alrededor. Oportunidades insospechadas llegan sin cesar. Y yo sigo escribiendo, publicando mis experiencias con el buen Dios. Buscando nuevas formas de remar mar adentro… En las librerías, las farmacias, las Iglesias y hasta los supermercados.

Es tan sencillo. Casi siempre Dios se encarga. Le basta que tú quieras, que te animes…

Que te decidas a hacer todo el bien que puedas, a todo el que puedas.