La eutanasia es una crueldad

Autor: Clemente Ferrer Roselló

 

 

La reciente noticia de que Chantal Sébire ha enviado un escrito al mandatario de la república gala, Nicolás Sarkozy, reivindicando su liberación para morir dignamente. Chantal padece un quiste maligno que le origina unos padecimientos feroces. Esta reseña ha conmovido a la sociedad francesa.

También es de actualidad que Luxemburgo ha determinado despenalizar la eutanasia por un margen de 4 votos favorables. En Europa, únicamente Holanda y Bélgica, aprecian la eutanasia, el suicidio asistido. Fuera de Europa, sólo Oregón (EEUU) y algunas regiones de Canadá autorizan la eutanasia activa.

El artículo 143 de nuestro Código Penal sanciona "con penas de cuatro a ocho años de prisión al que induzca al suicidio a otra persona". El preboste del Gobierno aseveró que: "Prepararemos la creación de una comisión en el Congreso de los Diputados que permita debatir sobre el derecho a la eutanasia, a una muerte digna y los aspectos relativos a su despenalización".

Los prelados españoles califican como "una gravísima amenaza la eutanasia" así lo reivindica el comunicado de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida.

Por otra parte, la portavoz de Profesionales por la Ética, Teresa García, atestigua que "se está jugando con la emotividad, con el sufrimiento. Desde hace tiempo he percibido que se está lanzando una campaña, desde diferentes grupos, a favor de la eutanasia".

"Cuales quiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es moralmente inaceptable", afirma el Catecismo de la Iglesia Católica.