Cómo aborté

Auto: Clemente Ferrer Roselló

 

 

Lucía narra su aborto: "Quedé embarazada a los 17 años. Con mi familia me presenté en un cuchitril para abortar, con 2.000 euros en metálico. Yo moría de tanto pánico. No nos aclararon nada sobre los peligros físicos y psicológicos. Me dieron un test, ya completado, que firmé. Pagamos y no nos dieron ningún recibo.

Aguardé en un cuarto, tiritaba de pavor. No me realizaron ninguna prueba previa a la operación. Desperté en la habitación. Pero, mi niño continuaba en mis entrañas. Vino el médico, me introdujo una jeringuilla con mucha crueldad. Mi retoño brotó y presencié como lo trajinaban. No sé cómo agonizó. Pase la noche sin poder descansar. Además, soporté un zarandeo inhumano por parte de los trabajadores del chiringuito abortista.

Me encontraba indispuesta, con angustia e inclinaciones suicidas. Ante la viabilidad de ser papás, todo explotó: discerní que había asesinado a mi hijo. Fue pavoroso, sólo pensaba en morirme. El tormento me traspasaba el alma. Sollozaba todos los días porque no poseía una sepultura para poder visitar a mi primogénito y rezar". Pienso que, para conocer los efectos psicológicos del aborto, no son necesarias más palabras.