Amor de donación

Auto: Clemente Ferrer Roselló

 

 

El corazón humano demanda amar y ser querido y ambiciona que ese querer sea firme y estable. El vínculo matrimonial no lo ha urdido nadie; es una verdad primera, natural, que el mortal –hombre y mujer- evidencia en sí mismo. El amor conyugal es un querer de donación y de tolerancia, determinado entre mortales sexualmente complementarios.

Este amor es del todo contrario al amor de pertenencia, que es un cariño zángano y cruel, porque ama al otro únicamente por la deleite que otorga y acaba siempre en crisis y en desgarro. En la unión matrimonial se origina la donación y, con ella. la felicidad del varón y de la mujer. Ser consorte y ser desposada son identidades familiares, como lo son las que poseen su principio en la estirpe; filiación y fraternidad.

Querer amar como determinación de la voluntad libre. Ése es el amor estable al que anhela, internamente, el corazón humano. Sólo ese amor posee expresión para declarar el vocablo, para siempre.