Niños hambrientos

Auto: Clemente Ferrer Roselló

 

 

Cada seis segundos un chiquillo, menor de cinco años, agoniza de gazuza en el universo. Y cada tres minutos han fallecido por depauperación 30 chavales. Los resultados son espeluznantes. En total, seis millones de críos menores de cinco años sucumben cada año de enflaquecimiento en el orbe, según una investigación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Mas de 180 millones de criaturas, menores de 10 abriles, padecen hambre porque no tienen nada para alimentarse. Asimismo 177 millones de chiquillos padecen demora en su desarrollo a causa de la escualidez de sus mamás durante el estado de gravidez y casi 8 millones de recién germinados fallecen al año, debido a la aciaga salud y a la mala alimentación de la madre, al escaso cuidado durante el alumbramiento y a la negligencia en la atención del bebé. Y esta evidencia tiene lugar en unos terruños donde 15 millones de jovencitas entre 15 y 19 años dan a luz anualmente.

El análisis de la FAO recalca que el planeta está acullá de obtener el propósito de la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 de rebajar a la mitad, para 2015, el total de chavales indigentes. En los terruños donde la alimentación es más difícil, un bebé tiene una perspectiva de vida de apenas 38 años, mientras que en los 24 estados más acaudalados esa perspectiva llega hasta más de 70 lapsos de tiempo, apunta la investigación.

Uno de cada siete chiquillos germinados en los terruños más indigentes está sentenciado a fallecer antes de cumplir los cinco años. Al año agonizan mas de 250.000 chavales. "La mayor parte de los niños mueren por carencia de alimentos y nutrientes esenciales, lo que les debilita, reduce su peso y acentúa su vulnerabilidad", asevera el estudio, y añade que "estos niños están expuestos a un riesgo muy alto de enfermedades infecciosas. En los países en desarrollo, la diarrea, las enfermedades respiratorias agudas, la malaria y el sarampión son responsables de una gran parte de las muertes infantiles". Esta angustiosa carga de congoja y defunción sucede en todos los terruños de Hispanoamérica y el Caribe, pero es más urgente la precaución contra la gordura, la diabetes y las padecimientos cardiovasculares, además de que valen para formar buenas prácticas alimenticias en las nacientes etapas de la existencia.

Agustín de Hipona asevera; "Lo que sobra a los ricos es patrimonio de los pobres".