Panegírico a seis soldados españoles

Autor: Diego Quiñones Estévez

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-¡Hijos y soldados sois de España, y del Mundo!
Viviréis para siempre en la Historia
por la culpa infamante de una de tantas guerras
donde los hombres hallan
el incierto destino de la muerte,
y se nos hacen héroes para la eternidad
en campo de batalla, con derrota o victoria.
¡Honor y gloria eterna elevan vuestras vidas,
entregadas a la España Madre,
en tierra de emboscada,
donde el mal fraticida de herejías islámicas,
secuestra y mata el amor a la paz
por los más inocentes!


-Las armas del terror cainita sin fronteras,
os han quitado el don de la vida,
pero nunca la libertad invicta
de luchar siempre por los prisioneros
de la violencia y del terror idólatra,
sujetos al nombre de un poder teocrático
contra el bien, contra Dios,
contra mujeres y hombres, contra niños y ancianos,
tan nuestros por las vidas entregadas a ellos,
que no cobija el cedro del Líbano en guerra.


-Os traen de regreso a la Patria,
ocultos en la noche y a los ojos del pueblo,
a quien el poder prohíbe el homenaje último,
por más que levanten
túmulos de honor y culto a vuestras almas,
donde yacen, inertes, vuestros jóvenes cuerpos
junto al dolor y el duelo de familias y amigos.

-Sobre vuestros féretros con la bandera de España,
nulo valor tienen las condecoraciones
del poder que desarma nuestro Ejército,
con alianza de civilizaciones
en tierras de injusticia,
alianza de traición que tapan sus errores
con discursos escritos desde grandes mentiras
que la memoria en luto nunca olvida
por muchas honras fúnebres de Estado.

-Seis nombres, seis soldados españoles,
seis estrellas de luz inextinguible
tejida en el recuerdo de las almas,
en el dolor de España
y el seno cenital del Providente Dios.
La fértil juventud de Hispano América,
estirpe de grandeza espiritual,
ha sido indignamente asesinada en guerra,
en la guerra del ardiente Líbano,
donde los terroristas fraticidas islámicos,
arman contra Israel y el Occidente Cristiano,
la ira milenaria
de la cruel guerra de cuarta generación.

-Hijos de España y la Hispanidad,
nuestros soldados de España y Colombia,
vuestras vidas tienen el digno homenaje
de aquellos españoles que lloran y que sufren
junto a vuestras familias y amigos,
porque acogen la entrega y el valor
de toda vuestra sangre asesinada
por las armas de la traición islámica,
en una guerra del terror global
que desprecia la vida en libertad.
¡Siempre, en la verdad de la Historia,
viviréis victoriosos,
para gran vilipendio del poder traicionero
y para gloria y honor, alcanzados,
con la sangre de vuestras vidas en plenitud!