España católica en sentido religioso y político.

Autor: Diego Quiñones Estévez

 

 

Los liberales del Trienio Liberal( 1820-1823)que intentaron restablecer la Constitución de Cádiz de 1812, la inmensa mayoría de ellos, cuando se fueron al exilio en Inglaterra, la Inglaterra protestante, anglicana, siguieron siendo católicos. Ni el sevillano, también exiliado, convertido al protestantismo, Blanco White (1775-1841), que los ayudó,  así como los gobernantes ingleses que los acogieron, jamás intentaron que fueran  protestantes, porque sabían que su fe católica era inamovible, lo cual nos demuestra que esos liberales eran políticos católicos, eso sí, anticlericales y antiabsolutistas fernandinos, pero creyentes en el Catolicismo porque era y es una de las identidades históricas fundamentales de España.   

El problema religioso y político viene de la Ilustración, viene del despotismo ilustrado, del jacobinismo de la Revolución francesa, del regalismo, del galicanismo, del jansenismo, que heredan los políticos  afrancesados, liberales moderados y radicales que hicieron la Constitución de Cádiz de 1812, no sólo teniendo en cuenta el intervencionismo del poder político en el poder religioso representado por el Catolicismo europeo y español, sino que también tuvieron en cuenta que el pueblo europeo y sobre todo el español, eran y son de identidad cristiana católica, donde aprendieron el sentido verdadero de la libertad de la persona.  

Por tanto, destruir el Catolicismo, perseguirlo como se hizo entre finales del siglo XIX  y todo el siglo XX, y ahora a inicios del siglo XXI, por parte de las ideologías del laicismo radical anticatólico y anticristiano, es aniquilar el principal  de los fundamentos históricos, culturales, espirituales y morales de España, para que las ideologías radicales puedan vivir a sus anchas e imponer un poder sin libertades, entre ellas, la de la libertad religiosa.