Las tesis nihilistas contra la enseñanza de la Religión.

Autor: Diego Quiñones Estévez

 

 

Los envejecidos sistemas educativos de algunos países de Europa, como España, y de tantos países de habla española de América, ya no es que estén en crisis, sino que han fracasado, y empeorará aún más le educación integral de nuestros niños y jóvenes si los antipedagógos del laicismo reciclado se empeñan en olvidar que todo sistema educativo se ha de adoptar a las circunstancias sociales, históricas y culturales de la sociedad.

No es el Estado o un partido político el que ha de imponer un modelo educativo, donde se busca eliminar la enseñanza de la Religión porque así le apetece a la ideología laicista. En el Art.26. de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), se defiende la libertad de educación completa de las familias, para educar a sus hijos según sus convicciones morales y religiosas. En España, el 80% de las familias, la mayoría sociológica, quiere la enseñanza religiosa para sus hijos. No reconocer esta realidad  española y europea y la legalidad constitucional que la respalda en todas las constituciones democráticas, es olvidar la dimensión humana y familiar de la educación.

Ni el liberalismo progresista e individualista, ni el socialismo progresista y laicista, pueden secuestrar el derecho a la educación de las familias según sus intereses de partido. Las ideologías partidistas han de dejar de meter las manos en la educación y permitir que las familias sean las que decidan la escuela que ellos desean para sus hijos. Los derechos de las familias y sus hijos están por encima de los derechos de los partidos políticos y de las instituciones como la Iglesia. Los partidos, las ideologías y las instituciones públicas y privadas, están para defender la libertad de enseñar y aprender, para posibilitar la libertad de educar en las creencias que cada cual tenga.

Cuando la ideología en el poder controla y no ampara y no colabora con los derechos de los padres a la educación religiosa, como así lo exige la formación integral e integradora, sin discriminaciones, instrumentaliza el sistema educativo y hace prisionera a la educación de las tesis nihilistas de Ivan Illich(1926-2002):La sociedad desescolarizada, 1973. El nihilismo educativo que se nos quiere imponer se caracteriza: 1º) Porque ve en la escuela como el paraíso socialista del igualitarismo pedagógico, como punto de partida para hacer realidad la utopía mundial neomarxista donde ni Dios ni la religión tienen cabida, donde, según Marx, en sus Instrucciones de 1866, el niño a partir de los 9 años ha de ser educado para que sea un trabajador productivo, sustituyendo la dimensión personal y espiritual por los ejercicios gimnásticos y la formación estética, es decir, más gimnasia y nada de religión. Aquí nace el mito de la escuela única, secularizada, laica, autogestionaria, comprensiva y obligatoria, sin libertad creadora. Este tipo de sistema pedagógico socialista, también ha sido apoyado por el liberalismo agnóstico y ateo. De las nefastas consecuencias históricas de esta utopía fracasada, no hace falta hablar; 2º) Considera que la educación no puede ser represiva, es decir, que impida y condicione la liberación del hombre, por tanto, hay que hacer una escuela liberadora o una sociedad sin escuela y sin religión donde lo que importa es la masificación y el consumismo educativo que conduce al despilfarro económico y al fracaso vocacional de los alumnos y profesores. Desde luego que por aquí no camina la sociedad europea del siglo XXI: la ideologización liberadora y libertaria de la educación ya hace años que fracasó en Europa; 3º) Sigue sin querer ver la evidencia: el sistema educativo actual, generador de la violencia y el fracaso escolar,  no prepara a nuestros hijos para la vida, todo lo contrario, la escamotea y oculta, convirtiendo a nuestras generaciones en infantiloides y adolescentes perpetuos sin preparación espiritual, científica ni profesional; 4º) La escuela, el sistema educativo, por lo dicho, se convierte en algo uniformista, socializante y alienante. Por eso los alumnos, las familias y los profesores, lo rechazan porque dirige, ordena, supervisa, administra y menosprecia la enseñanza religiosa. Este sistema educativo, pues, está contra el pluralismo y la participación de todos en la educación; 5º) El sistema educativo actual ha implantado una ruptura gravísima en la educación, ya que ésta siempre se centra y amplía la dimensión humana y familiar. El nihilismo educativo quiere reemplazar la educación por el dirigismo, la instrucción ideológica y pragmática de quienes nos gobiernan: así se inventa e impone asignaturas obligatorias donde se instruye en el laicismo y la ideología de género a los educandos. En España, en concreto, el gobierno socialista-laicista obliga por ley a que se instruya a los alumnos con la llamada “Educación para la ciudadanía”, que recuerda la instrucción ideológica de los viejos totalitarismos fascistas y comunistas del siglo XX.

De ahí tanto empeño por la eliminación de la dimensión religiosa en la educación. El Consejo Superior de la Escuela Europea, desde 1979, y la Carta Europea de la Enseñanza (Bruselas, 1986), señalan que los países europeos han de olvidarse ya de la “instrucción y el dirigismo educativo”, y poner en práctica la “formación”, la “educación”, donde también se incluye a la Religión dentro de las materias básicas y obligatorias porque forma parte de la pluralidad cultural europea, y porque su enseñanza alcanza a la totalidad de la persona y le permite lograr su libertad en plenitud.