¡En una mañana de la vida! 11-M

 Madrid 11 de marzo de 2004.

Autor: Diego Quiñones Estévez

 

                                                          
¡En una mañana de la Vida, 
la sangre de tus hermanos fue derramada sin razón!
¡La sangre de tus hermanos, hijos de España y del Mundo,
no clama al cielo!: 
la justicia de Dios ya ha dictado sentencia  
definitiva, a quienes asesinan
y profanan su imagen de gran misericordia
con las manos del terror, 
las armas de las palabras y la violencia de las imágenes,
en nombre de guerras nunca santas o ultranacionalistas.  
¡Cómo han consumado un genocidio
más en la historia, contra 
nuestros amigos, nuestros hermanos, nuestros padres,
nuestros vecinos, nuestras madres, nuestros abuelos, nuestros sobrinos, 
nuestros primos, nuestros tíos, nuestros nietos, nuestros extranjeros,  
nuestras novias, nuestros novios, nuestras esposas, 
nuestros inmigrantes, nuestros guardias civiles,
nuestros esposos, nuestras familias, 
nuestros estudiantes, nuestros trabajadores,
nuestros políticos, nuestros sacerdotes, 
nuestros huérfanos, nuestros viudos, nuestras viudas, 
nuestros hogares, nuestros policías,
nuestros Cristos, nuestras almas,
nuestros cuerpos, nuestras ideas, nuestros principios, 
nuestra democracia, nuestra Historia, nuestros asesinados,  
nuestra Constitución, nuestras creencias, nuestros heridos,
nuestros mutilados, nuestros ciegos, nuestros moribundos,
nuestros ancianos, nuestros mudos, nuestros militares,
nuestros pensamientos, nuestros compatriotas, 
nuestros gritos, nuestros sobrevivientes, nuestros sordos,  
nuestras estaciones-vía-crucis, nuestros aviones,
nuestros trenes gemelos, nuestras torres gemelas, 
nuestros hombres, nuestras mujeres, 
nuestros jóvenes, nuestros hijos, y nuestros
niños nacidos, y aún por nacer,  
abortados por bombas móviles de terror!
¡Todos ellos serán, para siempre, españoles 
de nuestra malherida madre patria!
¡Todos ellos, siempre, serán, sangre de nuestra nación! 

¡La sangre de tus hermanos, hijos de España y del Mundo, 
no clama al cielo!: 
clama contra la inmundicia demoníaca de quienes jamás 
han tenido conciencia, porque su destino nunca ha sido
la paz de la vida en libertad, sino el abismo
sin retorno del terror y de la muerte;  
clama contra los amigos de los terroristas,
los cómplices del silencio y la infamia,
y los narcotraficantes de la propaganda mediática
y política, siempre confabulados 
contra le evidencia de la verdad de nuestra Historia.  

¡La sangre de tus hermanos, hijos de España y del Mundo, 
no clama al cielo!: 
sino a los hombres de una tierra noble, 
por donde corre el sufrimiento agónico 
de tantísima sangre con nombres para la memoria,  
y tan olvidada, por los amigos de las mentiras del poder 
y por los tribunales de una justicia 
con traiciones y cobardías, imperdonables.

¡La sangre de nuestros hermanos, hijos de España y del Mundo, 
¡A quien clama!:  
es a la conciencia de todos aquellos,
que, como tú y como yo, el azar 
del terrorismo inhumano, nos ha perdonado,
por ahora, de una muerte controlada, 
con perversión y cobardía, para exterminar nuestras vidas,  
que viajan, en inmensa muchedumbre, 
en el último tren de la esperanza,
en el último vuelo a la eternidad.

¡La sangre de nuestros hermanos! ¡Hijos de España y del Mundo y de Dios!:
¡A quienes clama, grita y expulsa!:  
es a aquellos, que, como los hijos del terror, 
nunca han tenido conciencia sino ira, odios, mentiras, 
ciegos nacionalismos y fundamentalismos
exterminadores de totalitarias patrias sin derechos,
y paraísos infernales.  
¿Cuándo dejarán, en paz, a la noble tierra de nuestra España, 
por donde corre la agónica sangre de sus hijos, 
innumerables veces olvidada?

¡No hay un por qué para tantísima sangre 
derramada de nuestros hermanos,  
para las inmensas víctimas del terrorismo de ayer, 
y de hoy, y nunca jamás del futuro! 
¡Paz Eterna para todos ellos!:
A nosotros, sólo nos quedan, lágrimas, duelo, luto, 
desolación, desasosiego y dolor, y una plegaria de perdón, 
¡En una mañana de la Vida, 
donde la sangre de nuestros hermanos, 
fue derramada por la sinrazón!