Regresión de la memoria histórica y operativa

Autor: Diego Quiñones Estévez

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La memoria histórica es la memoria viva de la Historia de las naciones, es mantener limpia la verdad de las generaciones que han vivido, luchado y entregado la vida por la libertad y la dignidad de naciones como España.
La memoria histórica no es propiedad de una ideología, es el patrimonio insustituible e infalsificable de los hechos y las palabras que han enriquecido la Historia, hechos y palabras con los errores y los aciertos que los seres humanos cometemos en nuestra complicada convivencia a lo largo de los siglos.
Por España, la memoria histórica no descansa de ser falsificada y manipulada. Lo fue en el siglo XX, a raíz de la Guerra Civil de 1936. Los españoles vencedores de la fraticida guerra, desvirtuaron la Historia de España desde la democracia orgánica de la Dictadura franquista. Como también lo harían los españoles vencidos, antes de la llegada de la democracia constitucional en 1978, y, después, cuando desde el socialismo, el comunismo y de manera especial desde los nacionalismos antidemocráticos y antiespañoles, se dedicaron y dedican a la falsificación de la Historia de España. No es de extrañar que a inicios del siglo XXI, las izquierdas, con los ultranacionalismos, busquen la destrucción de la Constitución de 1978 por el simple hecho histórico de que los tecnócratas del franquismo trajeron la democracia que durante la II República, las izquierdas negaron a los españoles porque querían imponer, por el terror y contra la II República, una dictadura del proletariado al estilo soviético. El efecto fue una cruenta guerra civil, y el resultado una dictadura de cuarenta años, la Dictadura franquista.
La memoria histórica en los cerebros al servicio del socialismo laicista y de los nacionalismos radicales, es una regresión a una historia inexistente, inventada para que se acople a los esquemas de sus intereses políticos. La memoria histórica se empobrece al limitarla a una poda y selección de la información que existe sobre la Historia de España. Así, se quiere reducir la visión amplia del pasado, del presente e incluso del futuro, que tenemos en nuestra memoria histórica y operativa. Se reduce el campo de visión de nuestra Historia según los parámetros ideológicos del socialismo laicista, de la masonería, del neomarxismo y de los nacionalismos antiespañoles, donde no tienen cabida y son debeladas las historiografías de los liberales y conservadores, y para mayor despropósito, la historiografía de los hispanistas independientes, imparciales y objetivos. En esa regresión de la memoria histórica y operativa, los culpables de todos los problemas de España son los enemigos políticos e ideológicos de siempre, es decir, las derechas liberales y conservadoras, y por supuesto, la Iglesia cristiana Católica, que para la historiografía retro-progre-laicista, siempre es la culpable de todo. Sin dar razones ni pruebas, la Iglesia Católica, es el comodín de usar y tirar por los poderes que la odian a lo largo de los siglos. 
Es tal el complejo de culpabilidad de los desmanes históricos que han cometido contra el pueblo español, que no quieren reconocerlos, ni pedir perdón por los miles de asesinatos, por las insurrecciones guerracivilistas, por la destrucción irreparable de nuestro patrimonio cultural y espiritual que han cometido, por la persecución y el martirio de los católicos. Nunca han reconocido sus errores irreparables, y han procurado echarles la culpa de los mismos a quienes ellos han proclamado como sus enemigos históricos.
En la memoria histórica de los revisionistas, se ha metido de forma artificial en la memoria operativa de los españoles, acontecimientos e informaciones que han impedido pensar con objetividad e inteligencia la Historia de España. Se llega de este modo a una regresión de la memoria histórica y operativa, a un pasado falso e irreal, que también desvirtúa y pervierte la convivencia social y política del presente. La limitación y regresión de la memoria histórica y operativa, impide que la sociedad actual sea más creativa, pues, mira al futuro con miedo ya que la historia pasada se la presentan fragmentada, sin más nexo de unión que la mentira de los que la falsifican desde sus intereses ideológicos. Con este revisionismo regresivo de la memoria histórica, los españoles se sienten incapacitados para conocer el pasado, para construir el presente y para anticiparse a las circunstancias de un futuro cercano. No tienen conciencia ni del pasado, ni del presente, ni del futuro próximo, pues se les reduce la memoria histórica y operativa a un estado primitivo donde mandan los instintos y no la razón y la voluntad de evolucionar con equilibrio.