El suicidio asistido de las ideologías de la muerte

Autor: Diego Quiñones Estévez

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El primer derecho humano es el derecho a la vida de toda persona desde la concepción hasta su término de modo natural. Ninguna ideología, ni ningún sistema sanitario, pueden convertirse en los dueños de la vida de una persona y aplicarles la eutanasia activa, la eutanasia pasiva o el suicidio asistido.

Las ideologías de la muerte asistida, están empecinadas en convencer a la sociedad española de que la vida de un enfermo terminal o psíquica y físicamente discapacitado, no vale para nada, no tiene ya ninguna utilidad ni sentido, ni futuro, ni calidad de vida; que es una carga para las familias, que es un gasto sanitario absurdo para  la sociedad del bienestar, y sobre todo, que es inadmisible admitir, ver, palpar, compartir y constatar el sufrimiento.

Las ideologías de la muerte, desprecian a las personas que en situación vital grave necesitan toda nuestra ayuda para que vivan o mueran con dignidad y no se les aplique una muerte provocada. Las ideologías de la muerte, son el reflejo de una sociedad deshumanizada y con miedo al dolor, al sufrimiento y que no sabe ya qué es el amor y la misericordia con los más débiles y necesitados.

Y ya no es que las ideologías de la muerte quieran aplicar el terror oculto y manipulado de la eutanasia activa o pasiva, sino también el terror encubierto de los suicidios u homicidios asistidos como fue el del tetrapléjico don Ramón Sampedro, y ahora, el del pentapléjico don Jorge León Escudero. Dos ejemplos lamentables del empeño nihilista y totalitario de adiestrar a la sociedad para que acepte como habitual y se legalice lo que es el asesinato de una persona, que, aunque haya o no haya perdido sus capacidades físicas y mentales y tenga o no tenga  conciencia plena, su vida siempre ha de ser conservada agotando todos los medios sanitarios y todas las atenciones sociales y familiares a las que tiene derecho, evitando siempre el encarnizamiento terapéutico. Es inadmisible que las ideologías de la muerte, proclamen el derecho a la muerte asistida, y se viole la ley que condena el suicidio asistido, y se desprecie a Dios, que es quien ha dado la vida y la dignidad a todo ser humano.