Sin señal institucional: signo de una situación política

Autor: Diego Quiñones Estévez

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Los medios de comunicación, sean públicos o privados, tienen el derecho y la obligación de plasmar la realidad de todos los acontecimientos institucionales como es  la visita de un Jefe de Estado, como es la Visita Pastoral a Valencia del Santo Padre, Benedicto XVI, con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias.

Los espectadores de televisión esperábamos que la señal institucional de las imágenes del Sr. Presidente del Gobierno llegando y saliendo del Palacio Arzobispal de Valencia, nos permitiese verlo tanto a la entrada como a la salida, con toda libertad, después de un encuentro privado, un encuentro importante, clave en las relaciones Iglesia y Estado.

Sólo la radio, la radio privada, no nos escamoteó el recibimiento y la despedida del encuentro en privado del Sr. Presidente del Gobierno de España con su Santidad el Papa. Por la señal radiofónica, escuchamos lo que deberíamos haber visto y escuchado en directo por la señal institucional de la televisión. Ante tal hecho, el recuerdo de los tiempos más negros de las prohibiciones a la libertad de expresión de nuestra Historia, surge de forma espontánea en nuestra memoria colectiva: los ciudadanos tienen el derecho de manifestar en público sus aquiescencias o rechazos con quienes llevan las responsabilidades de las instituciones públicas. Si se equivocan, deben aceptar con toda valentía los abucheos y las manifestaciones de insatisfacción por la política de un Estado laicista que pretende arrinconar al Estado de Derecho, a un Estado que la Constitución de 1978 define y proclama como aconfesional.

Al robarnos la señal institucional de todas las imágenes del encuentro, se nos ha mostrado cuál es el signo de la política de un gobierno fuera de la realidad y anclado en el rencor histórico. La negación de la señal institucional de la totalidad de las imágenes, es la misma trayectoria de la política del laicismo radical socialista: Se nos ha negado la explicación de las consecuencias sociales, políticas, económicas y antropológicas de la liquidación del Código Civil del matrimonio como unión de hombre y mujer(ninguna democracia constitucional ha permitido semejante discriminación); Se nos ha negado en un debate público y democrático, la aclaración bioética de las consecuencias graves de una Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida, donde el embrión se ha convertido en un objeto de investigación y negocio, cuando es una persona humana en sus principios vitales. En el embrión humano, es donde se origina biológica, antropológica y espiritualmente la familia, patrimonio de la humanidad; Se nos ha negado una aclaración sobre los asesinatos en las clínicas abortivas del gran negocio de los de más de doscientos mil abortos anuales. El aborto libre es otra señal institucional camuflada que ha hundido nuestra demografía, nuestras familias; Se nos ha burlado el debate social del derecho a la libertad de educación que corresponde a las familias y no a un Estado intervencionista e ideologizado; Y por último, se nos ha negado la verdad con la mentira de un proceso de paz sobre el terrorismo, se nos negado y vejado la dignidad de las víctimas que reclaman justicia desde el perdón y la conversión del terrorismo izquierdista y nacionalista.

¡Cuántas señales, que son indicios y signos de una grave crisis social, moral, ética, política, institucional, constitucional y democrática! Son señales institucionales que amenazan nuestra libertad.