Lógica abstención en Cataluña

Autor: Diego Quiñones Estévez

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Las elecciones catalanas, han mostrado lo que ya es habitual en nuestra España que va camino del hundimiento del Estado de las Autonomías: la escasa y bajísima participación, seis puntos menos que en las anteriores elecciones autonómicas de 2003. Los ciudadanos catalanes, como cuando se sometió a referéndum el nuevo pero anticonstitucional Estatuto de Cataluña, se han abstenido, sólo han votado un 56 %. Es la segunda participación en las elecciones autonómicas catalanas más baja de la historia.

Los catalanes, al igual que la inmensa mayoría de los españoles, evidencian un cansancio mezclado con una apatía hacia las políticas radicales de partido que han renunciado a poner en práctica programas políticos de amplio espectro nacional y social, que es lo que están pidiendo todos los españoles.

El cansancio provocado por un gobierno central empeñado en contaminar la política nacional con pactos ultranacionalistas, ha hecho mella en la conciencia de los votantes catalanes de estos comicios de 2006, donde no se votaba ya para elegir a unos representantes de un Parlamento autonómico sino para elegir a unos representantes de un Parlamento nacionalista e independentista, un Parlamento de un estado-nación ficticio y fuera del sistema constitucional español que rompe con el Estado español, el Estado de las Autonomías.

Da lo mismo quien haya alcanzado el poder, CiU, que hayan perdido escaños el PSC y ERC, que el PP sólo pierda uno o que ICV logre subir y que un nuevo partido, el antinacionalista pero ultralaicista C´s, entre en la política catalana, da lo mismo porque se va a repetir la misma política de una coalición o de ultranacionalistas o de nacionalsocialistas que seguirán haciendo realidad la demolición de la Constitución española en Cataluña. Proseguiremos con las mismas pero más radicalizadas políticas independentistas que persiguen privilegios propios, sin importarles los verdaderos problemas de los catalanes y de los españoles: el terrorismo, la inmigración, la vivienda, la familia, la educación plural, el trabajo, la libertad de expresión, la solidaridad territorial de todos los españoles. La lógica abstención y la apatía, ya previstas en estas elecciones catalanas, están enviando un clarísimo mensaje tanto a los políticos ultranacionalistas como a los que actualmente nos desgobiernan la Nación de España: O acaban con sus políticas de eliminar la Constitución española de 1978 y a sus enemigos políticos, y retoman el proyecto de  España como unidad constitucional, o nos hundiremos para siempre en una fractura territorial, económica, social, cultural y política de incalculables consecuencias para todos. Esto no es catastrofismo, es el realismo de unas políticas insolidarias, etnocentristas, laicistas, partidistas y antidemocráticas que repudian el bien común, la libertad, la pluralidad y la justicia para todos los españoles.