Futbolista, animales y excesos

Autor: Padre Eduardo Barrios, S.J.

 

 

            Se dan extremismos en relación con los animales domésticos. Por un lado, el negocio de las mascotas (“pets”) mueve billones de dólares al año. Buena parte de esos gastos podrían considerarse suntuarios. Están a la vista extravagancias para animales como cementerios, salones de belleza, hoteles, alimentos gourmet, juguetes, y cirugías veterinarias con sofisticadas prótesis. Hay personas que muestran más solicitud por los animales que por los humanos; les cuesta dar un par de dólares para una campaña humanitaria, pero no les importa pagar dos mil por un guacamayo. ¿Y qué les parece el desplante póstumo de la “pobre” hotelera que le dejó doce millones de dólares a su perrita? ¡Con tantas obras de beneficencia necesitadas de fondos para socorrer a pobres y enfermos!

          Al otro extremo se sitúa la crueldad hacia los animales. Informan los medios de comunicación que un famoso futbolista espera sentencia por actuar como un... “mataperros”. Literalmente: Fomentaba peleas entre canes “pit bull”, y ultimó a chuchos perdedores mediante balazo, estrangulamiento o electrocución.

          Los animales tienen sistema nervioso, y no sólo sienten dolor físico; también tienen como sentimientos: Muestran alegría, tristeza y enojo con el movimiento de la cola y otras carantoñas. Merecen buen trato.

          Las autoridades deben seguirle la pista a quienes han cometido actos sádicos contra animales. Esas personas pueden volverse peligrosas para los humanos. Lo dice un viejo refrán: “Quien maltrata a un animal no tiene buen natural”.

El autor es un sacerdote jesuita

Ebarriossj@aol.com