Erotismo y taquilla

Autor: Padre Eduardo Barrios, S.J.

 

 

             Muchas películas europeas atraen a pocos cinéfilos, porque las consideran deprimentes e indecentes.

          En su artículo de estrambótico título, “El valor de un orgasmo” (09-07-07), Gina Montaner aconseja a los cineastas europeos que carguen más la mano en contenidos eróticos, o sea, en más de lo mismo.

          Craso error. Los números demuestran que las películas más taquilleras de la historia del cine han sido las abiertas a todos los públicos. Recordemos como botones de muestra a clásicos como “Ben Hur” y “The Sound of Music”. Jamás se han visto colas ante los cines por películas eróticas, como se vieron hace tres años cuando Mel Gibson realizó su film, “La Pasión de Cristo”.

          Las películas aprobadas para todo público no sólo permiten la entrada de menores, sino que son las favoritas de los mayores. A los adultos normales no les gustan las películas para “adultos”, entendiendo por tales las que presentan a parejas enredadas en revolcaderos de sudores, desnudeces y jadeos bestiales.

          La gente normal entiende que las expresiones pasionales de pareja pertenecen a la intimidad conyugal, y no al exhibicionismo sexual.

          No sólo las películas decentes son más rentables, sino más humanizantes. No se saca nada constructivo, positivo, instructivo, ni productivo de la contemplación de erotismos desenfrenados.

          Por último, sepa la Montaner que cuando la policía allana domicilios de criminales, suele encontrar abundante material pornográfico. De modo que no se trata de algo inocente e inocuo.

El autor es un sacerdote jesuita.

Ebarriossj@aol.com