Celibato y abusos sexuales
Autor: Padre Eduardo Barrios, S.J.

 

 

          Humberto Caspa, en su artículo, “La Iglesia frente a los cambios”, (21 de julio), atribuye al celibato la mala conducta de clérigos y religiosos.

          Olvida el autor que hay un exceso sexual de casados llamado adulterio. Quizás no sepa tampoco que hay padres de familia que navegan por páginas pornográficas, se dan a la autocomplacencia onanista, y engrosan la clientela de prostitutas. En cuanto a abusos de menores, suceden con más frecuencia en el ámbito familiar por parte de casados, sean tíos o abuelos “verdes”.

          Los placeres del cuerpo esclavizan a los humanos. El vago, siervo de la pereza, mientras más descansa menos quiere trabajar. Sucede algo parecido con el paladar. Quien se aficiona a la mesa sibarítica, cae en la gula y acaba en la obesidad: Mientras más come más hambre tiene.

          Con el sexo pasa igual. Quien cede a ese apetito atiza su libido. El articulista dice que sacerdotes y monjas hacen “esfuerzo sobrehumano” para cumplir su voto de castidad. Sepa que no. Mientras más larga la abstinencia sexual más fácilmente se vive en la castidad. Fallan aquellos consagrados que, para librarse de la pasión, ceden. Esas “canas al aire” aumentan la canicie.

          Los escándalos clericales sólo se eliminarán, en parte, con una mejor selección de seminaristas, una esmerada formación, y luego una espiritualidad y ascesis vigorosas que permitan a los consagrados vivir felices en el amor desinteresado hacia sus semejantes.

El autor es un sacerdote jesuita.

Ebarriossj@aol.com