Importancia del rezo del Santo Rosario
Autor: Padre Eduardo Barrios, S.J.

 

 

          Deriva de la importancia de la Virgen María, pues fundamentalmente es un ejercicio de piedad que pertenece a culto mariano. Aunque no exclusivamente.

          La importancia de la Virgen es tal que muchos teólogos modernos ya no hablan de devoción a María, sino de algo más, la dimensión marial del culto y de la vida cristiana. Quieren decir que la presencia de María en nuestra vida cristiana es constante, permanente. No es como la devoción a otros santos(as), algo esporádico. Como rezar a San Antonio para encontrar.

          Es importante por ser la madre biológica del Verbo Encarnado, como consta en los evangelios de la Infancia (Mt. y Lc. 1-2), y la Madre espiritual nuestra, como quiso Jesús al pie de la cruz (Jn 19, 25-27)

          Su poder de intercesión quedó patente en las bodas de Caná, Jn. 2,1-12.

          Y su valor modélico también es subrayado en varios pasajes de los evangelios. Por ejemplo, su fe, Lc. 1, 45. Su atención a la revelación de Dios, Lc. 2, 19.51. Fidelidad de discípula hasta el Calvario.

          Para estimular a los católicos a contar con María, la Iglesia le dedica un día especial cada semana, el sábado. Y dos meses en el año, Mayo, mes de María, y Octubre, mes del rosario.

          Mucha gente quiere relacionarse con la Virgen, pero no encuentra el modo. Se les responde que hay un ejercicio mariano excelente, que acabamos de mencionar “el santo rosario”, que nos permite pasar unos quince minutos en comunión con ella.

          “Excelente” por muchos motivos. Es un ejercicio muy antiguo y probado en la Iglesia. Comenzó a rezarse allá por el siglo XII por iniciativa de los recién fundados dominicos. El Papa dominico, San Pio V le dio impulso y forma duradera en 1569. Y desde entonces todos los santos han practicado el rosario; señal de que es instrumento de santificación. Beato Juan XXIII. “El rosario es mi oración predilecta” (Jn.Pablo II, 1978)

          Su excelencia tiene motivos intrínsecos. Dijimos que no es un ejercicio exclusivamente mariano. Es una oración trinitaria, pues comienza con referencia al Dios uno y trino, y contiene la doxología trinitaria, inspirada en Mt. 28,19) . También  incluye el rezo del Padre Nuestro (Mt. y Lc.)

          Es un ejercicio cristológico y cristocéntrico, pues los misterios que se consideran tienen que ver con Cristo directa o indirectamente. “Es el credo hecho oración” (Card. Newman).

          Y es un ejercicio específicamente mariano por la oración del Ave María, que es mayormente de extracción bíblica, al menos la primera parte. Lc. 1, 28, 42 (saludo angélico, saludo de Isabel). La segunda parte, “Santa María...” a partir de 1483. Es también del siglo XV la meditación de los misterios (sucesos evangélicos) durante el rezo de las Ave Marías. Al principio muchos; luego quince (1521); ahora 20, añadiendo misterios de la vida pública. El enriquecimiento se lo debemos al Papa Juan Pablo II, Carta Apostólica, “Rosarium Virginis Mariae”, firmada en octubre de 2002. Hasta el 2003, Año del Rosario.

          Hay subsidios abundantes y económicos para rezarlo. El más económico, 25 centavos. En una estampita.

          Hay folleticos más desarrollados, pero también económicos, de $0.50.

Se comienza con la señal de la cruz; sigue acto de contrición; se enuncia el misterio, y mientras se considera o se presentan intenciones se rezan las diez ave maría. Podemos meditar o contemplar los misterios desde la perspectiva de María (hojita de calendario). Cada sección acaba con la doxología. Lo bueno de algunos folletos es que dan la referencia bíblica del Misterio. Para un rezo más reposado o comunitario, no está mal leer el misterio. Es una ocasión apta para un aporte catequético. (Mons. Román en la Ermita de la Caridad).

El autor es un sacerdote jesuita.

Ebarriossj@aol.com